PARTE VI

LA ABADÍA: PRINCIPAL RETIRO EXTERIOR DEL SEÑOR MURU

El 13 de noviembre de 1955, Maha Chohan se refirió al Lago Titicaca, como también a Shamballa, Luxor, Darjeeling y las Ciudades de San Juan diciendo que eran los Retiros y Santuarios de la Gran Hermandad Blanca. Claro está, hay muchos más a todo lo largo y ancho del mundo.

El 12 de abril de 1957, Sanat Kumara manifestó que todos los Retiros y Santuarios de la Gran Hermandad Blanca habían sido elevados a una vibración espiritual más alta junto con la Hueste Celestial de la Jerarquía. Esto se refería al Monasterio de la Hermandad de los Siete Rayos en el Lago Titicaca. Después de muchos años de servicio consagrado a la elevación de la humanidad, este Retiro Interior de Aramu-Muru había alcanzado el Día de la Graduación Espiritual. Koot Hoomi Lal Singh (Maestro Kuthumi) fue nombrado con el cargo de portavoz para todos los Retiros. La acción de elevar los Santuarios mediante la autoridad de los Veinticuatro Mayores de nuestro Sistema Solar permite ahora una mayor expansión del trabajo entre la Jerarquía y los Retiros que actúan en el papel de agentes espirituales intermediarios entre el hombre del mundo Exterior y los más altos Mentores. Esta es la etapa final para preparar la llegada de Aquel que ha de venir.

En 1956, durante un Cónclave de la Gran Hermandad Blanca, en cuyo curso se desplegaron los estandartes de todos los Retiros Interiores, se resolvió que esos Retiros establecerían inmediatamente Retiros Exteriores como nueva expresión de su servicio a la humanidad. Los individuos elegidos que viajarían como peregrinos a los Retiros Exteriores no serán los “escogidos de entre ellos” para salvar su forma física. Serán reunidos para una misión divina pero no en un lugar seguro, porque el poder del Espíritu Santo sustentará a Sus sirvientes en tiempo de catástrofe. Anteriormente, los Retiros Exteriores constituían varios grupos en el mundo Exterior que daban a conocer las palabras de los Maestros de las Jerarquía por intermedio de reuniones, conferencias, publicaciones y todo lo demás. Pero ahora se deseaba tener Retiros que no fueran tan secretos como los Retiros Interiores, y sin embargo no tan identificados con el mundo del materialismo como el que existía entonces en los Retiros Exteriores.

Se solucionó este problema con el establecimiento de Retiros Exteriores autorizados por cada Retiro Interior de la Gran Hermandad Blanca, a los que se situaría cerca de sus respectivos cuerpos gobernantes (Retiro). En estos Santuarios Exteriores los Estudiantes de Vida seguirían un  modo de vida monástico similar al de los Retiros Interiores. Se alejarían del mundo para vivir en lugares de paz y soledad, empero su alejamiento no sería completo porque enviarían informes y realizarían viajes periódicos a otras tierras. Estarían más próximos a los Retiros Interiores y a los Mentores de lo que nunca lo estuvieron antes. Era necesario tomar esta decisión para estar preparados para la inminente catástrofe y el eventual aterrizaje de los Maestros del espacio. Muchos años antes, el hombre había puesto el mundo al corriente de la existencia de los Maestros y de las Escuelas de Misterio estableciendo ciertas sociedades metafísicas y grupos. Gradualmente, se hizo necesaria una asociación más estrecha a medida que las Verdades empezaron a penetrar más profundamente en la conciencia nacional de cada país de la Tierra.

Los Estudiantes de la Verdad se aproximaban cada vez más a los diversos Retiros Interiores, con los cuales estaban en relación mediante un Rayo, un Maestro. Ahora que se iban a establecer los Retiros Exteriores muy próximos a los Interiores, tuvo lugar otra etapa en el desarrollo. La próxima será el viaje final que realizarán quienes están calificados en cuestiones del Espíritu para ir desde los Retiros Exteriores al Santuario Interior. Esto es un indicio de que los sucesos en la Tierra están llegando rápidamente a su culminación. Cuando los hermanos de las tierras del espacio interestelar aterricen, se verán frente al Remanente que ha quedado, y dicho Remanente será reunido en las diversas ubicaciones donde se hallan los Retiros Interiores de la Gran Hermandad Blanca en la superficie del planeta.

1. Los secretos y Verdades de la más  remota antigüedad serán revelados por primera vez al mundo exterior de los profanos.

2. Los Retiros Exteriores ubicados cerca de los Santuarios Interiores recibieron la autorización, y se hizo el llamamiento para que “vinieran de entre ellos”.

3. En 1957 se resolvió que todos los Retiros Interiores serían elevados a una nueva vibración en contacto más estrecho con la Jerarquía.

Aramu-Muru (Dios Meru) anunció en 1956 a aquellos estudiantes del Mundo Exterior que eran miembros de la Hermandad de los Siete Rayos que había autorizado el establecimiento de un Retiro Exterior en un valle oculto del Perú, y que dicho Santuario estaría situado al norte del Monasterio, su cuerpo gobernante, en el Lago Titicaca. La Hermandad tendría en adelante tres salidas para su servicio:

1. El Monasterio, Lago Titicaca (Retiro Interior)

2. La Abadía, el Valle Oculto, Perú. (Primer Retiro Exterior conocido con el nombre de Santuario Intermedio)

3. Prioratos. (Varios grupos no “traídos entre ellos” debido a que se los necesitaba en el mundo del materialismo como agentes de distribución para las palabras de la Gran Hermandad Blanca. Servirían  en la calidad de Retiros Exteriores Secundarios)

Como lo hemos mencionado antes, unos pocos miembros de la Raza Ciclópea no abandonaron la Tierra cuando el resto de sus semejantes lograron el Universo Theta, permaneciendo en nuestro planeta debido a ciertas condiciones kármicas que era preciso vencer; actuarían en el papel de Mentores para los humanos que habrían de venir.

El 12 de abril de 1957, día en que Sanat Kumara informó que todos los Retiros Interiores y los Santuarios de la Gran Hermandad Blanca habían sido llevados a un nivel superior de vibración espiritual, los Cíclopes que habían permanecido en la Tierra, estuvieron por fin libres de unirse a su Raza, la Raza de los Mayores o Eles. Por consiguiente Aramu-Muru pudo dejar su posición de Superior Espiritual (Abad) del Monasterio. Seguiría siendo Maestro Instructor de la Hermandad desde una posición más alta. Un tal Hermano Juan (Maestro Juan) fue nombrado para llenar el cargo vacante de Abad del Monasterio. Así, ya no había más Cíclopes en la Tierra en forma física. Todos ellos habían, por último, logrado y aprendido el gran secreto del Grado Noventa de Cambio de Fase y pasaron al Universo de la Atemporalidad.

Después que el Señor Muru hubiese regresado del cónclave de 1956, puso inmediatamente en obra aquellos planes que resultarían en la organización del Principal Retiro Exterior (Intermedio) tan pronto como fuera posible. Los miembros de la Hermandad que estaban en el mundo exterior vendieron sus posesiones materiales, abandonaron sus amigos y lugares de trabajo, y el 2 de diciembre de 1956 se pusieron en viaje para Lima. Desde allí visitaron a la mayoría de las ciudades del Perú y realizaron investigaciones en muchas zonas montañosas poco conocidas con la esperanza de encontrar el valle oculto, la futura sede del Principal Retiro Exterior del Señor Muru. Los Mentores los guiaron bien, pero algunos de los que habían venido se dieron cuenta de su incompatibilidad con el Llamamiento y la Misión y regresaron a los Estados Unidos. Otros descubrieron el valle oculto y dieron comienzo al Trabajo que había sido decretado en 1956 por la Gran Hermandad Blanca.

A los peregrinos les fueron dadas varias señales para que pudieran reconocer su Retiro. En suma, éstas eran las señales:

  En febrero de 1957 dos Hermanos de la Abadía que habían venido de los Estados Unidos, estaban en una ciudad del Altiplano a la que habían sido dirigidos por el Señor Muru. Sus Mentores les dijeron que un hombre iba a ponerse en contacto con ellos para llevarlos valle oculto. Unos pocos días después, apareció el hombre y viajaron con él muchos kilómetros hacia el este cruzando los grandes pasos de los Andes llenos de nieve, donde aullantes vientos barrían la desierta tierra.

Para ir al valle era preciso seguir estrechas sendas montañosas donde los derrumbes son frecuentes. ¿No se asemeja acaso a la Senda Espiritual individual que es como el filo de una navaja, lleno de azares mientras se viaja a través de la vida?

Para llegar al valle hay un solo camino y éste es un estrecho sendero. Después de largas horas de viaje, los Hermanos llegaron a un pequeño poblado situado en un repecho que dominaba un fantástico precipicio. Por encima de ellos se destacaban en el cielo las majestuosas cumbres cubiertas de nieve de los Andes. En el frío poblado tuvieron que esperar largo rato mientras preparaban las mulas para el descenso al valle oculto que estaba a miles de metros por debajo de la diminuta aldea. Todos estaban cubiertos con gorros y ponchos de lana tejidos por los quichuas, y por último empezaron el descenso bajo una fría y tupida lluvia. El clima y el escenario cambiaron gradualmente. Era como si el invierno se convirtiera en verano. La lluvia cesó … la temperatura era más cálida, pronto se quitaron la ropa de lana y prosiguieron andando en mangas de camisa. La nieve y el hielo que los rodeaban por doquier unos instantes antes habían desaparecido, y los Hermanos sintieron como si vivieran en realidad la historia del Horizonte Perdido.

Era, en verdad, Shan-Gri-La, el valle escondido que estaba más allá de las preocupaciones de este caótico planeta. Empero, era un lugar donde se podía realizar un gran trabajo en una atmósfera pacífica, donde la sangre nunca había sido derramada, y donde los quichuas, los descendientes del gran Imperio Inca del Sol, vivían tranquilamente en su paraíso semitropical.

En el valle por doquiera centenares de hermosas cascadas dejaban caer sus aguas por las paredes rocosas y llevaban al valle la clara y pura agua de los grandes glaciares andinos. Y había un ancho río de impetuosa corriente, bello de ver con su serpenteante curso que atravesaba el valle en todo su largo como una brillante hebra de plata.

Los Hermanos no tardaron en enterarse que prácticamente todas las plantas podían crecer en el valle. ¡Un lugar donde los productos de la zona templada crecían al lado de los productos de las zonas tropicales! Maíz, frijoles, zapallos, mandioca, guisantes, remolachas, zanahorias, lechuga, coles, papayas, mangos, chirimoyas –un fruto fabuloso compuesto casi por un cien por ciento de proteínas- papas, paltas, tomates, bananas, limones, naranjas, etc., crecen en abundancia, y éstos son únicamente unos de los pocos frutos y legumbres que se encuentran allí. La siembra se puede hacer todo el año y no se usan ni fertilizantes ni pesticidas químicos; todo crece orgánica y naturalmente.

Los dos Hermanos de la Abadía reconocieron instantáneamente este valle como la futura sede del Principal Retiro Exterior del Señor Muru.

Los Hermanos abandonaron el valle escondido a desgana, porque la atmósfera de paz que se respira en ese lugar es poderosa e inolvidable. Imaginad, si podéis, los estrechos y serpenteantes senderos de mulas que nunca conocieron las brutales ruedas de los modernos vehículos, la tropilla de llamas, siempre pintorescas con los hilos de brillantes colores que son las “marcas del dueño” en las orejas de los animales, los amistosos quichuas que esperan la aparición de sus reencarnados antepasados incas, cuando serán llevados otra vez al nuevo Imperio Inca del Sol en un Amanecer de Oro sobre la Tierra. Esas gentes, aunque aisladas en el valle escondido, saben lo que ocurre hoy en el mundo, y esperan pacientemente el retorno de Viracocha, el Gran Hermano Blanco.

Los Estudiantes de Vida ya han entrado en el valle y hay un hermoso edificio que alberga la Abadía junto con el Scriptorium (Biblioteca) y el Templo de Vida. Todas los Estudiantes siguen un Modo de Vida Monástico tal como la dirige la Gran Hermandad Blanca. La Abadía opera bajo la autoridad y la guía directa del Monasterio. Todos los miembros pertenecen a la Orden de Amatista, una Orden Iluminista de los Esenios. Sirven bajo el Séptimo Rayo o Rayo Violeta (Púrpura). El nombre de los Incas es Intihuasi, la Casa del Sol.

Las así llamadas reglas y reglamentos son seguidos en la Abadía para que todos los Estudiantes de Vida puedan participar en el gran desenvolvimiento y experiencia espirituales. La Hermandad no cree que seguir esta manera de vivir sea necesario para la salvación, ni que tal rutina convenga a toda la gente. La rutina fue desarrollada en la Abadía para otorgar cierta Iluminación Espiritual a los Estudiantes adelantados en la senda de la Comprensión Cósmica. Las siguientes demandas se piden a los Novicios que están a punto de entrar en el Principal Retiro Exterior del Señor Muru, la Abadía de la Hermandad.

El Estudiante de Vida que pide entrar en la Abadía debe, ante todo, buscar y servir la Verdad, y llevar una vida limpia y recta. Ha de tener una comprensión teórica de la Gran Senda. No hay restricción alguna en cuanto a la edad, el sexo, el estado marital, la raza, la afiliación religiosa, ni tampoco la Hermandad se interesa por el pasado de persona alguna., Lo importante es que el Estudiante individual, en el momento de su petición, desee la Verdad sobre cualquier otra cosa. ¡No hay religión más elevada que la Verdad!

El Estudiante debe percibir y aceptar al Cristo Cósmico y creer que dicho Cristo vino en persona como Dios para enseñar en la Tierra y que el mismo Cristo retornará pronto en persona.

“Simplificad simplemente”. La manera de vivir en la abadía está muy bien definida por las famosas palabras de David Thoreau. Esto tiene la mayor importancia en la vida cotidiana.

Mientras que, en realidad, no hay grados que puedan colocar a un Estudiante por encima de otro, en la Abadía hay una clasificación designada para el Trabajo:

  • Aspirante

  • Novicio

  • Fraile

  • Monje

  • Prior (Prioresa)

  • Abad (Abadesa)

El modo de vida esenio es seguido por todos los Estudiantes. Hay periodos regulares de ayuno, de meditación y de contemplación en la Abadía. Los Estudiantes son mendicantes (monjes que han pronunciado votos de pobreza). La Sagrada Comida Comunal o Cena de los Esenios se toma diariamente, y el Novicio recibe un Bautismo de Agua con inmersión completa antes de llegar a ser Fraile, y el Fraile es ungido con Oleos Sagrados antes de llegar a ser Monje de la Orden.

Los Estudiantes se levantan con el alba y regresan a sus cuarteles a la caída del sol después de meditar en el Templo de la Vida.

Ningún narcótico (tabaco, medicinas, etc.), ni estimulantes, como el café, el té o el chocolate son usados en la Abadía. Se toman ciertos tés de hierbas benéficas, empero. Ningún intoxicante, ni en medicina o alimentos o bebidas es empleado. No se comen productos animales. Todos los Estudiantes adhieren a un estricto vegetarianismo y los alimentos se consumen en su mayoría crudos, y se comen en escudillas individuales de madera. Se usa la miel pura. No se comen alimentos procesados, ni alimentos envasados, ni alimentos químicos o blanqueados. Sólo se consumen los alimentos que crecen orgánicamente, los alimentos naturales y éstos están libres de veneno. La mayoría de los Estudiantes prefieren una dieta de frutos naturales y de nueces. Nuestro cuerpo es el Templo de Dios. “No matarás” y “vivir y dejar vivir” son los principios en que se basa la vida en la Abadía.

No se alienta a que vengan al Monasterio a las personas que padecen graves dolencias físicas y mentales. En el viaje al valle se pasa por lugares muy altos, y en el recorrido hay regiones donde los rigores son tales que a algunos individuos les sería imposible soportarlos. Dichas personas pueden ponerse al servicio de la Luz de Cristo en el lugar en donde están y guiar a las ovejas del Maestro hacia el amanecer de la Nueva Edad.

La unidad familiar es conservada en la Abadía puesto que las familias viven separadas del edificio principal en viviendas privadas. Por lo tanto, la vida familiar es conservada, mientras que, al mismo tiempo, todos los Estudiantes llegan a formar parte de la Comunidad de la Hermandad. Los hombres y las mujeres solteros pueden compartir su cuarto con miembros de su mismo sexo si así lo desean.

La experiencia entera de un Estudiante de Vida en la Abadía, el Principal Retiro Exterior del Señor Muru, radica en la iniciación hacia la iluminación física, mental y espiritual. Dicha iniciación consta de : dedicación, purificación, disciplina, instrucción, servicio. Ninguno será salvado por haberse unido a la Abadía o por seguir la vida monástica de  la Hermandad. Sin embargo, son grandes las recompensas otorgadas al estudiante individual en la forma de lecciones universales.

El Símbolo o Sello del Monasterio es el de la Rosa Encarnada cuyo color representa la Llama de la Iluminación. Las Rosas encarnadas siempre simbolizan a los Mensajeros de Aramu-Muru. Esta hermosa Rosa está superimpuesta en el Disco de Oro, porque el oro representa los otros colores de la Llama de Iluminación y, asimismo, el Disco Solar de Oro de Mu.

El Símbolo o Sello de la Abadía es el Disco Solar de Oro de Mu, con Doce Rayos que se proyectan y que representan los Doce Planetas Interiores y los Doce Planetas Exteriores de nuestro Sistema Solar. Los Rayos simbolizan también a los Doce Señores. Seis de estos Rayos son más cortos que los otros, porque seis es el número representativo del servicio mundial. El antiguo ankh o crux ansata está superimpuesto al Disco Solar. Esta era la Cruz de Vida en el Antiguo Egipto y toma el lugar de la Vida Eterna. Se emplea este símbolo porque el Principal Retiro Exterior se ocupa activamente en demostrar al hombre que en realidad nada muere. Por encima del ankh está el Ojo que Ve todo del Uno Infinito que es la Divina Luz guiadora de todos los Retiros.

El Lábaro o Estandarte de la Abadía contiene un campo de púrpura que representa la Orden de Amatista. Encima está situado el Disco Solar de Oro, del cual se proyectan Siete Rayos que terminan cada uno en una Llama. El Disco, claro está, representa al Disco Solar original de Mu que está ahora en el Templo subterráneo del Retiro Interior, y también porque el nombre quichua de la Abadía es Intihuasi, Casa del Sol. Los Siete Rayos representan la Hermandad de los Siete Rayos y de las Siete Razas Raíces (Siete Subrazas de cada Raza Raíz), pertenecientes a la evolución de la Tierra. Las llamas representan la Llama de Iluminación en el Templo de la Iluminación. Este Templo, cobija también el Disco Solar de Oro de Mu, y está ubicado en una cámara semejante a un sótano o vestíbulo subterráneo cerca del Monasterio. Cada Jerarquía, cada Ser Ascendido y cada Retiro Interior o Exterior o Santuario posee su propio símbolo o estandarte.

Como lo hemos dicho antes, los Estudiantes individuales de todas las razas y credos van a reunirse juntos en los Retiros Exteriores de la Gran Hermandad Blanca, donde celebrarán un gran Congreso espiritual y filosófico. Las investigaciones que se iniciaron en la Abadía sobre

los radiónicos, incluso un nuevo método que da la fecha exacta del pasado y de los objetos del pasado, un verdadero Verificador de Tiempo;

Los Jefes y las Organizaciones más Destacadas de la Nueva Edad de todo el mundo fueron invitados a cooperar y compartir el intensivo programa de la Abadía.

Si oís el Llamamiento, si renunciáis a todo y venís al valle escondido, en verdad, un valle encantado por los antiguos moradores de la tierra con el nombre de Lugar de las Flores donde viven las Pequeñas Gentes de la leyenda, ¡venid, trayendo únicamente vuestra alma!

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PARTE VII

LA ORDEN DE LA MANO ROJA

El Scriptorium del Monasterio está bajo la dirección de su Prior, el Hermano Felipe. Esta sala alberga documentos y archivos, códices y pergaminos de las más grandes y más antiguas civilizaciones del mundo. Roma, Grecia, Egipto y Babilonia, Creta y China, Tibet y Troya, Atlantis, Mu y Admona, y aun antes. De bibliotecas ocultas como ésta provendrán todos los Retiros Interiores de la Gran Hermandad Blanca, la antigua y verdadera historia de nuestro planeta y su gran revelación para el hombre moderno. ¡El hombre se sorprenderá mucho cuando descubra cómo sucedió la historia en realidad! Anteriormente, las fuerzas oscuras habían escrito la historia tal como querían que se la interpretase.

La antigua Orden de la Mano Roja ha trabajado a todo lo largo de la historia de la Tierra para conservar la Sabiduría Secreta, el Conocimiento Arcano. Los miembros de esta Orden son los guardianes del vasto depositario de la Tierra que contiene tesoros más preciosos que el oro o las gemas. Son ellos quienes poseen los secretos que son la herencia del hombre en América del Sur.

El continente no fue meramente una extensa zona colonizada en su costa Oeste por los Lémures, y en la Este por los Atlantes. Si bien es cierto que esas dos grandes civilizaciones de los océanos Atlántico y Pacífico colonizaron parte de la América del Sur, esto sucedió sólo unos pocos miles de años antes de la destrucción final de las madres patrias. ¿Qué existía, pues, en el gran continente sudamericano antes que la influencia cultural de Atlantis y Lemuria dejara sentir su peso?

El 27 de mayo de 1957, un antiguo secreto, sólo conocido otrora por los maestros más elevados, fue revelado al mundo Exterior por intermedio de la Abadía. Era justo que esta formación fuera dada desde la América del Sur donde los aconteceres que se relatan tuvieron lugar en el lejano pasado.

La Gran Hermandad Blanca resolvió que había llegado el momento de revelar dichos secretos en conformidad con las tres decisiones de 1956. Este extraordinario secreto era que la América del Sur existía como la tercera gran civilización mundial junto a Atlantis y Mu. No era tan sólo una colonia sino una civilización por derecho propio, un Imperio Amazónico que estaba culturalmente más allá de sus más famosos y conocidos vecinos en los océanos cercanos. Su arquitectura era más magnífica, su ciencia brillaba más que las otras mientras que su pueblo era físicamente el más hermoso de la Tierra. De muchas maneras desempeñaba el papel de Mentor para los reyes, sacerdotes y maestros de los dos mejor conocidos Continentes Perdidos de la Tierra.

Era diferente de ellos hasta en otro aspecto. Mientras que esos dos continentes se hundieron bajo las aguas del océano, éste permaneció siempre por encima de las aguas, cubierto por la densa selva, esperando ser redescubierto en una época en que el hombre ya no padecería más el hambre del oro y no buscaría la riqueza material de ese Imperio sino sus tesoros más nobles, la clave para una vida más larga, el conocimiento que con el tiempo pondría el Universo a los pies del hombre.

Empero, ¿no es acaso un Continente Perdido? No habría diferencia alguna si estuviese bajo el agua, por que escasos hombres han buscado sus verdades, y aquellos que lo hicieron o bien han desaparecido en el Infierno Verde de la selva, o bien en el olvido del Tiempo mismo. Ahora bien, en la plenitud de este tiempo, la Jerarquía ha decretado que los “Lugares Secretos del Altísimo” entregarán su conocimiento al “Remanente” que permanecerá en la Tierra en los días que seguirán inmediatamente a la catástrofe mundial. El Remanente mismo hará uso de la antigua sabiduría en un Nuevo Mundo que será llevado otra vez a la Hermandad Interplanetaria de nuestro Sistema Solar. La humanidad proseguirá en verdad, su eterna marcha a través del Tiempo y las Estrellas.

Los archivos de la historia de Mu y de su caída, del destino de Atlantis y de los secretos del iluminado Imperio Amazónico conocido en las leyendas con el nombre de Paititi y de los cíclopes que llegaron a la Tierra hace mil millones de años, y de los habitantes del espacio interestelar, existen en cámaras especiales que están ocultas en las grandes Ciudades Perdidas del inexplorado interior de la América del Sur.

Si bien es cierto que nuestros hermanos del espacio nos enseñarán muchas cosas en la Nueva Edad, también nos dicen que es mucho mejor recobrar el así llamado conocimiento perdido de la Edad de Oro o Edad Saturnal de la Tierra en que los hombres hablaban con los dioses y los ángeles. Nos dicen que dicho conocimiento es nuestra verdadera herencia y pertenece a los hombres buscadores de la Verdad de la Tierra. Es un Don Divino del Padre Eterno, y el Hijo está ahora pronto para recibir su herencia. Por lo tanto no es menester confiar únicamente en una gran inteligencia extra-terrestre, porque poseemos nuestro propio conocimiento que nos ha de orientar y llevar al lugar donde estaremos lado a lado con nuestros hermanos y hermanas planetarios. El hombre puede buscar en los cielos de la Tierra una guía en este momento, pero si desea el conocimiento científico debe buscarlo en los lugares secretos, en aquellos lugares donde la Madre Tierra dará a luz un Conocimiento que ha protegido y cuidado dentro de sí durante miles de años, y que no tardará en nacer en el Mundo Exterior de los hombres. En verdad, ya empezaron los dolores del parto.

La Orden de la Mano Roja es tan vieja como el hombre en la superficie de la Tierra. Por doquiera, los arqueólogos encuentran dibujos de una mano pintada de rojo. Es abundante en las paredes de las cavernas en toda Europa, en cuevas que sirvieron de morada en la América del Norte, y se la encuentra en muchas de las paredes de los Templos Mayas en Yucatán, México. La mano misma es un símbolo místico de mucha antigüedad, y los misterios que representa siguen incorporados hoy día a las ceremonias secretas de las logias. Los científicos se han preguntado por qué la Mano Roja está tan en evidencia entre los pueblos del mundo. Y debido a que no conocen ni tienen una mejor explicación, dicen que es sólo la prueba de que los antiguos eran buenos garrapateadores y muy inexpertos.

Mas, para vosotros que sois Estudiantes de Luz, la Mano Roja era y es mucho más que eso. Significa la conservación de todo aquello que era y es bueno y verdadero, mientras que su contrario, la Mano Negra, significa la destrucción del Conocimiento Arcano que se había acumulado durante tantos siglos. Por ejemplo, fue la fuerza de la Mano Negra la que destruyó la Biblioteca de Alejandría, pero fueron los esfuerzos de la Mano Roja los que impidieron una destrucción total y conservaron los documentos más importantes en cámaras ocultas de modo que sólo las copias o los manuscritos carentes de importancia fueron devorados por las llamas que había desencadenado César.

A los miembros de la Orden de la Mano Roja se los encuentra en muchos de los Retiros Interiores y Escuelas de Misterio en toda la Tierra, y fueron nombrados guardianes de los Lugares Secretos del Altísimo. Esta antigua Orden tiene ahora a su cargo la dirección del grupo expedicionario de la Abadía. Muchos proyectos están en marcha, incluso las investigaciones tendientes a redescubrir la Escritura perdida de los pre-incas y del Imperio de Paititi, la completa exploración y el trazado del mapa de la Gran Muralla del Perú que es similar a la Gran Muralla China y era absolutamente desconocida hasta 1931 en que se la descubrió desde el aire. Esta Muralla es mucho más antigua que los incas o los chimus que los precedieron. El porqué de su construcción y la historia que lo respalda son fabulosos. Otro proyecto tiene que ver con el redescubrimiento de la Energía Lumínica Solar usada por los pre-incas y posteriormente por los incas, que los copiaron. Además hay otro proyecto que se ocupa en el redescubrimiento de la Capital Perdida del antiguo Paititi. Ya es mucho lo que se hizo para que esto se realizara. Asimismo hay otros proyectos que se ocupas que tratan del sistema de túneles subterráneos de los antiguos pre-incas. La Abadía recibió la ayuda de varias universidades sudamericanas y museos y de hombres de ciencia que deseaban cooperar. Esto es inestimable cuando se trata del mundo Exterior y así se pueden lograr los mayores beneficios de los descubrimientos realizados.

Esto es, pues, en realidad la búsqueda de la Mano Roja, la búsqueda de la Verdad, sobre el hombre y la razón por la cual el hombre se halla sobre el Rojo Planeta Tierra, lo que debe aprender mientras se encuentre allí, y adónde tiene que ir en la Nueva Edad que ahora despunta. Si bien, al principio, parece extraño, las Ciudades Perdidas de la América del Sur y los ovnis pertenecientes a los visitantes del espacio, están interrelacionados, y los desempeñan un papel vital en esta obra de la antigua Orden de la Mano Roja.

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PARTE VIII

LOS MUNDOS PERDIDOS Y LA LLEGADA DE LOS MAESTROS DEL ESPACIO

Hemos hablado ya del legado que espera al hombre y que está escondido en las selvas sudamericanas, y que está más allá de la imaginación más desaforada. En las antiguas cámaras de archivos se encontrará el conocimiento científico que se empleará en la Nueva Edad, los secretos de un pasado muy remoto serán el incentivo que permitirá un magnífico desarrollo en un mundo renovado. Las ciudades del fabuloso Imperio Amazónico, que antecedían otras civilizaciones mundiales, pertenecen a otro Continente Perdido pero, a diferencia de Atlantis y Mu, ese Continente no está sepultado bajo el océano, sino tras kilómetros de Infierno Verde constituido por las selvas de la América del Sur. Esas ciudades nunca estuvieron bajo las aguas; por lo tanto sus archivos están bien conservados en su último lugar de descanso en las vastas bibliotecas de la olvidada Paititi. Incontables tesoros fueron llevados a Paititi por los científicos-sacerdotes cuando supieron que tanto Lemuria como Atlantis estaban condenadas definitivamente al olvido. Esta es la herencia que se encontrará en zonas donde sólo se oye ahora la cháchara de los monos y el llamado de los pájaros –todo el conocimiento de los tres más grandes imperios que ha conocido el mundo.

A principios de junio de 1957, el Grupo Expedicionario de la Abadía, bajo el mando de la Orden de la Mano Roja, se abrió camino a través de difíciles pistas tanto a caballo, como a pie hasta la Meseta de Marcahuasi de los Andes, donde encontraron un Bosque Sagrado Perdido o Jardín de los Dioses en lo alto de las montañas peruanas. Este extraño lugar es conocido por los descendientes de los indios Huancas como la residencia de los hechiceros y de los Dioses Gigantes.  

En la parte más alta de la gran altiplanicie había una enorme fortaleza de piedra en un extraordinario estado de conservación. Esta fortaleza fue usada por los soldados incas alrededor de 1350 D.C, época en que conquistaron a los huancas y establecieron la ocupación militar en toda la región. Hay muchas chulpas de piedras, tumbas funerarias en torno de la fortaleza, que fueron todas saqueadas. Después de la muerte del Emperador inca Atahualpa en Cajamarca, Perú, los españoles llegaron a Marcahuasi y destruyeron los antiguos bultos que contenían las momias para satisfacer su codicia del metal amarillo. Hoy, sólo quedan en cada tumba algunos huesos. Una antigua cueva funeraria, a varios miles de metros por encima del valle, probó ser muy importante porque contenía una tumba que no había sido abierta y que, por algún milagro, no había sido aún violada. En su interior había gran número de momias, pero el descubrimiento es insignificante si se lo compara con las fantásticamente antiguas piedras esculpidas de la Meseta de Marcahuasi.

Esa meseta está situada a 4000 metros por encima del nivel del mar, y está cubierta por la bruma gran parte del año, pero entre los meses de mayo y septiembre el sol brilla en todo su esplendor y es un lugar deleitoso, aunque las noches son muy frías. Las numerosas y grandes piedras esculpidas constituyen una importante clave para el descubrimiento de los antiguos misterios del mundo. Aves y mamíferos desde leones y elefantes hasta camellos y pingüinos que nunca existieron en la América del Sur están tallados en tamaño gigantesco. Todas las razas humanas fueron al parecer representadas y muchas grandes cabezas de piedras se asemejan a las que se encontraron en la Isla de Pascua en el Pacífico.

Muchas antiguas religiones, fueron simbolizadas por hermosas y finamente esculpidas esfinges, rostros y figuras de olvidados dioses y diosas. Las figuras son inmensas y de acuerdo con los cálculos científicos se cree que fueron talladas por una raza de hombres gigantes de al menos cuatro metros de alto. Aun no se conoce con certeza si pertenecieron a la Raza Ciclópea o no, pero la extraña cualidad dimensional de las tallas es una indicación de que tal vez sea así.

Son muchas las leyendas que existen entre los indígenas que viven actualmente en la América del Sur –Los incas hablaban de gigantes, también- que se refieren a gigantes rubios que otrora habitaron el continente. No son estatuas o figuras gigantescas comunes, porque cuando la luz del sol, o de la luna, cae sobre ellas desde cierto ángulo, se ven cosas que es imposible verlas en otro momento. Los rasgos se modifican al examinarlos en diferentes momentos, bajo diferentes condiciones y desde diferentes ángulos. La mayoría de las figuras tienen tres o cuatro ojos pero no importa desde qué lugar se las observa, siempre parecen tener únicamente dos ojos. Si una persona no se sitúa en un punto de observación fijo, determinado, no se ven las estatuas tal como estaban destinadas a ser vistas. Por lo tanto, tuvimos que colocar las plataformas elevadas cerca de las figuras que aquellos que las habían erigido destinaron a propósitos observacionales.

Las figuras fueron talladas en granito, pero la erosión las ha estropeado mucho. Empero, aún hoy día son magníficas en su ejecución, y quita el aliento contemplarlas y pensar en sus creadores. ¿Quiénes fueron esos gigantes? ¿De dónde venía? ¿a dónde fueron? Hallaremos una respuesta a estos interrogantes gracias a nuestras investigaciones en la Abadía.

Las figuras cubren una superficie de varios kilómetros cuadrados, y los informes que se recibieron de otras partes de la América del Sur indican que se las puede encontrar en muchos otros lugares, si bien no en tal estado de aislamiento ni en tal profusión como en Marcahuasi.

Hay varios altares que fueron obviamente levantados para que los utilizaran criaturas gigantescas, pero es aún más sorprendente el hecho que algo de ese mundo parece cernirse sobre la meseta. Casi siempre se oye un sonido extraño, algo parecido a un zumbido, que parece provenir de las figuras, y ese sonido no se debe a causas naturales. Se siente que tiene  que ver con algo que está más allá de la capacidad de comprensión del hombre actual, una mirada a otra dimensión del Tiempo y el Espacio. Cuando se toma una fotografía de la figura tallada de un anciano y se observa el negativo, ya no parece más un anciano sino un hermoso y vigoroso joven. ¿Quién pudo tallar la piedra de tal modo que viendo una figura desde cierto ángulo las formas se modifican y arrojan sombras en el valle, donde, a medida que la luz cambia, extrañas criaturas se mueven como si estuvieran vivas?

Esa raza de seres gigantes empleaban objetos naturales que al parecer se asemejaban a animales conocidos, y luego, tallándolos, realzaban el medio circundante. Resulta de ello algo que parece haber brotado espontáneamente del suelo. Este era un Bosque Sagrado donde nadie vivía, cuyo uso estaba reservado exclusivamente a propósitos científicos-religiosos. La ciencia y la religión estaban entonces unidas en la Verdad como lo estarán otra vez en la Nueva Edad. Es quizás el último Bosque Sagrado que ha permanecido casi intacto y sin ser perturbado por el hombre moderno. Es muy posible que Marcahuasi haya sido frecuentado por la raza que después se llegó a conocer con el nombre de los Eles. Los indios de la Huanca siguen venerando a Huari que en sus leyendas desempeña el papel de Hércules –un gigante. Al parecer el recuerdo de los gigantes sigue persistiendo en la mitología de los huancas y su Huari debe de haber sido originalmente un gran caudillo de la raza de los gigantes. Los huancas siguen celebrando extraños rituales en zonas escondidas cercanas a la meseta, rituales que ningún hombre blanco pudo ver nunca. Aún hace algunos años, los ritos se celebraban en Marcahuasi mismo.

   El hecho más sorprendente de todos los que fueron descubiertos por las investigaciones de la Abadía es que cuando estudiaron la serie de fotografías aéreas de la  meseta tomadas por el Gobierno Peruano, se vieron figuras definidas, gigantescas, que sólo son visibles desde el aire. ¿Quiere decir que los gigantes disponían de naves aéreas? ¿Eran esas figuras, vistas desde el aire, una especie de señales o símbolos para las naves que llegaban del espacio interestelar o de los planetas cercanos? Marcahuasi llegará a ser una zona importante para las nuevas investigaciones que se relacionan con la Raza Ciclópea y con la llegada de los Maestros del Espacio.

Durante la primera parte de julio de 1957, el Grupo Expedicionario de la Abadía viajó hacia el este en dirección a la legendaria Paititi. Se penetró en la extensa zona desértica al este del Cuzco, la región del Río Alto Madre de Dios. La expedición tuvo que hacer frente a muchas dificultades, pero esta aventura fue coronada por un gran éxito. Los habitantes habituales de la selva se destacaban por su gran número. Vampiros, jaguares, tapíres, hormigas gigantes, serpientes ponzoñosas eran bastante molestas, pero no obstaculizaron el progreso de la investigación en el territorio inexplorado que está cerca de las fuentes del Río Sinkibenia. Se practicó la amistad con todas las formas de vida y esto habrá tenido que ver con el hecho que la expedición tuvo escasas dificultades con los animales si se tiene en cuenta los peligros de la zona y el hecho que nadie estaba armado de un fusil.

Centenares de veces la expedición se vio obligada a cruzar los peligrosos rabiones en los ríos de rápida corriente, y con todo, se cubrieron más de 200 kilómetros a través de pantanos y espesos matorrales que formaban un muro casi impenetrable mientras nos abríamos paso con nuestros machetes. Cuando no había huella alguna, teníamos que andar por el lecho de los ríos o por las orillas rocosas en el lugar donde las había. No había posibilidad alguna de cruzar esa tierra desconocida en la estación de las lluvias porque entonces los ríos son muy altos y una persona a pie sólo puede recorrer una corta distancia.

Nuestro lugar de destino era en los primeros días de julio de 1957 un grupo de montañas bajas que son en realidad las últimas estribaciones de los Andes hacia el oeste. A la distancia se asemejaba a un Mundo Perdido, un mundo que debía su fama a la ficción, grandes colinas verdes ocultas por la bruma y la niebla, un mundo que nos impresionaba por su majestad y misterio. Viajar a pie era difícil y lento.

Esta tierra sea tal vez desconocida para el hombre moderno, pero es una tierra que no fue olvidada por su Creador, porque es magníficamente bella. Hemos venido a esta zona a causa de las innumeras leyendas que corren entre las tribus sudamericanas y que refieren que en algún lugar vecino a esa región hay una Ciudad Perdida de Piedra de los Antiguos. El explorador español, Juan Alvarez Maldonado, estuvo al mando de una expedición que se dirigió a la zona del Alto Madre de Dios, en el siglo XVI, y buscó dicha ciudad. Empero nunca visitó la zona de nuestro destino, porque era aún desconocida.

Hace unos pocos años, un indio piro se encontraba en la misma zona buscando a su mujer de raza machiguenga que se había escapado. En la serranía de montañas bajas que estaban cerca de las fuentes de dos ríos desconocidos dio con un camino pavimentado con piedras. Lo siguió hasta llegar a una gran ciudad de magníficas casas, plazas y templos de piedra. Ningún inca ni español había visitado esas ruinas. ¿Por qué? Porque la Ciudad Perdida es una de las muchas que pertenecieron al antiguo Imperio Amazónico de Paititi. En la vecindad del lugar donde el indio piro hizo su descubrimiento, las leyendas se referían a una extraña Puerta Perdida o Portal a un mundo antediluviano. (No es en realidad un portal, sino la cara de piedra de un enorme acantilado cubierto de escritos de los cuales las tribus decían que para ellos eran desconocidos, aunque habían vivido en la zona centenares y centenares de años.).     

El 10 de julio de 1957 descubrimos el legendario Portal o Roca de los Escritos en un territorio desconocido sobre el Río Sinkibenia. Estábamos en las proximidades de una tribu desconocida y salvaje, que nunca había visto antes a hombres civilizados. No deseaban en modo alguno ponerse en contacto con el mundo exterior del cual había oído relatos de los indios que los habían visitado. La Abadía proseguirá sus investigaciones en esta importante zona y cruzará el poblado de esta tribu con el fin de llegar a la Ciudad Perdida de Piedra. El pueblo de esa ciudad talló las figuras y jeroglíficos sobre la Roca de los Escritos.

Ese año, se hicieron muchos dibujos y se tomaron fotografía de los miles de petroglifos que no son toscas incisiones en la roca hechos por el hombre de piedra, sino genuinos jeroglíficos de una raza altamente adelantada y antigua. Los glifos tienen la forma de los Rollos Escritos de Atlantis y Mu, y son archivos del pueblo que moraba en la Ciudad Perdida de Piedra.

Están escritos en los lenguajes más antiguos del mundo y cubren una superficie, en la cara del acantilado de piedra, de unos treinta metros de longitud y tres metros de altura. Muchos parecen vincularse con los glifos mayas y aztecas, y hasta se trató de tallar un bajorrelieve con algunas de las figuras esculpidas.

La figura de un joven tocado con un gran casco señala hacia el oeste. Creemos que señala la dirección de la Ciudad Perdida, cuyos científicos-sacerdotes registraron importantes sucesos históricos en el gran acantilado de piedra. En los Templos de Egipto se hallan registros similares. Otras tres rocas con escritos fueron ubicadas y éstas serán estudiadas en el futuro en el curso de otras expediciones. El Grupo Expedicionario regresó al Río  Sinkibenia en una balsa que tuvieron que construir ellos mismos, y completaron el resto del viaje en canoas indias y a pie.

El hecho que los jeroglíficos son escritos auténticos es un descubrimiento de la mayor importancia en la América del Sur, porque según lo que se cree los incas y los preincas no conocían forma alguna de escritura. En la Abadía, los estudiantes proseguirán sus investigaciones de los glifos.

Además de este descubrimientos, se reunió buena cantidad de leyendas de la poco conocida tribu de los machiguiengas que vivían en esa zona. Esas leyendas se refieren detalladamente a las catástrofes que tuvieron lugar en el mundo durante la destrucción final de Lemuria y Atlantis. Esto ocurrió, claro está, en la época en que la antigua Tiahuanaco se levantó desde el nivel del mar hasta las desoladas altiplanicies, y los Andes surgieron. Era la época en que Aramu-Muru sobrevolaba las furiosas aguas en su nave aérea en dirección hacia la América del Sur con los archivos y el Disco Solar de Oro de Mu. Grandes temblores se sucedieron a todo lo largo del Continente sudamericano. Las ciudades que estaban en la costa, como Tiahuanaco, fueron las que más sufrieron. Esos centros de población costeros eran ciudades coloniales de Lemuria, mientras que las Ciudades Perdidas de Piedra situadas más al este eran mucho más antiguas, pues pertenecían al Imperio Amazónico, y no tenían nada que ver con los planes de colonización de Lemuria. Estaban situadas en una zona que sufrió menos daños y los edificios no se derrumbaron o lo hicieron sólo parcialmente.

Otras leyendas de la tribu de los Machiguencas se refieren a la época en que sus antepasados estaban en comunicación con loas gentes del cielo, y el idioma machiguenga no es una lengua de salvajes, y prueba que esa gente ha degenerado a su estado presente debido a la destrucción del Imperio Amazónico. Sin embargo, si las ciudades no fueron totalmente destruidas durante la catástrofe ¿por qué degeneraron los indígenas? Se cree que los machiguengas y otras tribus no gobernaban las ciudades, y que aquellos que las gobernaban eran hombres blancos barbados. De hecho, corren rumores entre las tribus de la selva que dichos hombres blancos ataviados con largas vestiduras siguen viviendo y prosiguen con sus investigaciones en la capital Paititi que es la Ciudad Perdida de las Treinta Ciudadelas, antigua más allá de toda creencia cuando los primeros incas llegaron al Perú. Los gobernantes del Imperio del Sol de las incas buscaron esa ciudad pero nunca pudieron encontrarla. Los conquistadores españoles posteriores a Pizarro se enfrentaron con la muerte en el desierto para saquear sus inmensos tesoros de oro, plata y piedras preciosas. Fue mantenida oculta a los ojos de los hombres codiciosos de oro, porque poseía un tesoro mucho más valioso que cualquier metal amarillo o gema que adorna el cuello o el brazo de una orgullosa y altiva hija del mundo.

En las torres de las Ciudades Perdidas hay un resplandeciente cristal de blanca luz que brilla eternamente. Este cristal, es indudablemente la Luz Maxin de los antiguos y está relacionada con el mismo poder que es utilizado hoy día por los visitantes del espacio en los ovnis. Los misioneros que viven en el interior de la América del Sur han dicho que ven a menudo naves espaciales, y la Confederación del Espacio tiene una base gigantesca cerca de los restos de las Ciudades Perdidas que existieron en magnificencia en una época en que sus antepasados del espacio aterrizaron y establecieron comunicaciones con los científicos-sacerdotes de las ciudades. Los Maestros del espacio asistieron a los grandes cónclaves justo con los Maestros de la Tierra, pues ¿no eran acaso una época en que los hombres conversaban con los dioses? En nuestra generación los visitantes interplanetarios han vuelto a visitar las ciudades.

Los Maestros Instructores de los Retiros Interiores del Mundo, en cooperación con la Jerarquía de la Gran Hermandad Blanca, están ahora en comunicación con los Maestros que llegan del Espacio del mismo modo que lo estuvieron otrora en la época de gloria de Paititi. Debido a los rumores que corren sobre los maestros blancos que aún hoy aparecen ataviados con largas vestiduras en la selva, es muy probable que las Ciudades Perdidas sirvan de Centros de Sabiduría.

Querido estudiante de Luz ¿no captas la visión que la Jerarquía Celestial desea que conozcamos?    ¿No alcanzas a ver el futuro cuando los Hombres del Espacio y los Maestros de la Tierra para guiar al Remanente que aún vive en este planeta? Como las catástrofes fueron causa de que el Conocimiento Arcano permaneciese escondido, harán ahora que el mismo Conocimiento sea revelado otra vez a los hombres que padecen de hambre espiritual. Pero no temas esos cambios que se producirán en el mundo. Sigue las palabras del Maestro Kirpal Singh Ji Maharaj de Delhi, un santo viviente que aún lleva su vestidura física:

No hay necesidad alguna de preocuparse. Cada uno de los Iniciados debe aprender a elevarse por encima de la conciencia del cuerpo mediante prácticas regulares de meditación. No habrás de hacer nada sino tomar precauciones sensatas (en el caso de que sean  necesarias) y dedicar tiempo a la meditación y dejar todo lo demás al Poder Maestro que está por encima de cada Iniciado y que extiende toda ayuda y protección posibles. Se realizan esfuerzos para impedir la inminente catástrofe en los Círculos Superiores. El Poder Maestro está por encima de los Iniciados y éstos no tienen que tener temor alguno.

Hay ahora Estudiantes de Luz que están trabajando y sirviendo al Centro de Iluminación del Nuevo Mundo por donde el Aspecto Femenino del Rayo Permanente en la Tierra. Siguen las sendas de las montañas y valles, y andan a pie donde no hay sendas, conocen los ríos y los lagos, los ventisqueros y los desiertos, son incansables como los Sirvientes de antaño, empero tienen una misión moderna y es la de enseñar a un Nuevo Mundo. Es preciso que presenten el verdadero mundo antiguo al actual de modo que el mundo futuro que ahora se asoma en el horizonte como un sol de oro pueda heredar el Divino Legado. Estos son, pues, los Hermanos de los Siete Rayos – Los Esenios de los Andes.

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