EL ORDEN MUNDIAL VENIDERO
Abril de 1940

El análisis de las condiciones mundiales está siendo escrito en Norteamérica, donde todavía hay una relativa seguridad física, tiempo para reajustar los puntos de vista y también la oportunidad de dar directivas -junto con la aguerrida Gran Bretaña y sus Aliados- a un mundo penosamente necesitado de guía y de visión. Existe una gran confusión de voces. Los que menos saben hablan más alto y con facilidad achacan a los demás las culpas. En todas partes prevalece mucha angustia mental, ocasionada por la guerra y también por el deseo de los bienintencionados de que prevalezca su particular solución al problema mundial.

En consecuencia, es necesario hablar directamente, indicar los peligros inherentes a la situación actual, presentar su extraordinaria oportunidad para traer los cambios necesarios y señalar las líneas de demarcación entre los modos de vivir correctos y los erróneos, entre una visión del nuevo orden mundial y los planes retrógrados del así llamado "nuevo orden" con el cual las potencias totalitarias tratan de abrumar a la humanidad.

Comenzamos con la premisa de que dos visiones mundiales opuestas enfrentan a la humanidad, y dos órdenes mundiales se le presentan al género humano. El hombre debe elegir entre éstos, y su elección determinará el futuro.

1941 y 1942 serán años de crisis y de tensión. Quienes perciben los riesgos, la oportunidad y la importante decisión a tomar, luchan con apresuramiento casi frenético para despertar a las masas acerca de lo excepcional de este momento. Lo que la humanidad decida durante los próximos doce meses condicionará el futuro como ninguna otra decisión humana lo ha hecho en la historia del género humano.

Existieron anteriormente puntos de crisis en la historia, pero ninguno involucró a toda la población del planeta. Hubo períodos de peligro, dificultad, guerra, hambre y angustia, pero ninguno condicionó las vidas de incontables millones de personas como el actual. Una y otra vez surgieron conductores, conquistadores, dictadores y personajes mundiales, pero hasta ahora llegaron en momentos en que sus influencias estaban limitadas por las comunicaciones mundiales y las limitaciones nacionales; por lo tanto, su poder no era universal y su progreso fue detenido por las condiciones del periodo que vivieron. Hoy todo el planeta está involucrado y todas las naciones del mundo se hallan definidamente afectadas.

Se están estableciendo barreras en un inútil esfuerzo por mantenerse fuera de las dificultades y evitar la guerra; los grupos predominantes enrolan bajo una sola bandera a muchas naciones, para que se asocien a las potencias totalitarias o a las naciones que se les oponen. Las naciones que no son realmente beligerantes están también activas en la tarea de preservar su integridad nacional.

El conflicto actual es mundial, estando involucrados los siguientes grupos:

1. Las naciones agresoras que luchan, regidas por dictadores ambiciosos.
2. Las naciones que tratan de defenderse a sí mismas y a las libertades de la humanidad.
3. Las naciones neutrales, que ven las condiciones involucradas y enfrentan la necesidad inmediata de tomar parte.

Esta lucha va adquiriendo cada día más intensidad. Nuevas zonas del mundo están siendo arrastradas al conflicto cada semana. Las cuestiones reales, los inminentes resultados económicos y las implicaciones políticas emergen con creciente claridad en todos los países, y -no se equivoquen- hasta en esos países que están entumecidos y sufrieron bajo la bota del conquistador. Entre ellos se fomenta una rebeldía silenciosa e inexpresada por ahora, rebeldía interna silenciosa que constituye en sí una amenaza para la paz mundial y, si es evocada para que se exprese plenamente, puede hundir al mundo en el conflicto, más profundamente.

Frente a la humanidad existen dos peligros mayores, y son: Primero, el conflicto se prolongará tanto que la humanidad quedará totalmente exhausta; se alcanzará un empate y surgirá una situación que terminará con todas las relaciones civilizadas y toda esperanza de una ordenada vida de belleza, paz y cultura. Segundo, las naciones aún no involucradas no verán las realidades de la situación ni ayudarán a los que luchan por la conservación de la libertad nacional e individual. Sí esto fuera así, entonces -sin ser ésta su intención y sin embargo inevitablemente- estarán del lado del mal y compartirán la responsabilidad de preparar el desastre mundial.

Actualmente, no hay más que dos partidos en el mundo -los que están del lado de las correctas relaciones humanas y los que están del lado de la política del poder egoísta y cruel. Las potencias totalitarias están en marcha impías, egoístas, crueles y agresivas-; las potencias que luchan por la libertad humana y por los derechos de las pequeñas naciones indefensas, están contra la pared, enfrentando al más poderoso despliegue de poder humano que el mundo haya visto. Las naciones que no están todavía físicamente involucradas se preparan para algún tipo de acción y para la defensa contra las potencias dictatoriales, pero no contra las democracias que luchan.

Hoy la batalla se libra en tierra, mar y aire. Desde el punto de vista económico, todos los países están involucrados y la ruina acecha tras la estela de la guerra; el cese de las exportaciones e importaciones en muchos países está llevando a la ruina financiera a millares de personas; la presión del desastre económico, el temor al hambre y a la peste y el constante riesgo de llegar a ser parte activa de la guerra, enfrentan a todos los países que aún no están realmente en la línea de fuego. A estos problemas, en lo que concierne a las naciones en guerra, se agregan el temor a la derrota, a la muerte, a los traumas físicos y a la pérdida de todas las posesiones.

La humanidad debe hacer frente a estos hechos. No importa cómo la gente pueda eludir la verdad, sin evadirse hacia un mundo de ensueños y ansiosos deseos, la realidad es -inevitable e innegable-que el mundo está en guerra y todos se hallan implicados.
 


El Trabajo de Buena Voluntad
Antes de Septiembre de 1939, los objetivos de nuestro trabajo mundial, durante un período de nueve años, fueron difundir la buena voluntad mundial, descubrir a los hombres y mujeres de buena voluntad en todo el mundo y enseñar el significado de la voluntad al bien. Ésta es la tarea principal del nuevo grupo de servidores del mundo. Hemos inculcado una actitud no separatista y la necesidad de correctas relaciones humanas.

Tratamos de aclarar cuáles de las distintas formas de gobierno y variados sistemas ideológicos serían correctos y posibles, siempre que los seres humanos vivieran unidos, practicaran la buena voluntad y reconocieran su hermandad sanguínea.

Entonces, la humanidad decidió luchar y estalló la guerra: un grupo, los instigadores de la guerra, luchando por adquirir el poder mate rial, la gloria de una nación y la subyugación de los indefensos; el otro, luchando por conservar su propia libertad de acción, su integridad, los derechos de las pequeñas naciones y los valores espirituales. Inmediatamente, las cuestiones fueron muy claras en las mentes de quienes estaban en contacto con los asuntos humanos; de pronto, ciertas naciones se pusieron en contra de las fuerzas agresoras, y otras naciones, con prejuicios similares a los de las ideologías distorsionadas y propósitos egoístas, se pusieron de parte de la nación agresora; a continuación, el pánico embargó a las naciones restantes que se refugiaron en programas de defensa y neutralidad miopes -neutralidad y programas que probaron ser completamente inútiles para protegerlas.

¿A favor de quién debía estar el nuevo grupo de servidores del mundo? ¿Qué debían hacer los hombres y mujeres de buena Voluntad? ¿Debían estar a favor de las potencias totalitarias, porque así pondrían fin más rápidamente al conflicto, o de parte de las potencias neutrales persiguiendo frenéticamente ineficaces programas de paz, políticas de apaciguamiento, hasta caer en manos de las potencias totalitarias?

Habiendo decidido la humanidad participar en la lucha, físicamente no restaba hacer otra cosa que instar a los hombres y mujeres de buena voluntad a ponerse a favor de una acción que liberaría a la humanidad mediante la destrucción de las fuerzas del mal, las cuales habían determinado demostrar que la fuerza era la razón. Por consiguiente, las fuerzas que luchaban por el progreso y la civilización tenían que oponerse a la fuerza con la fuerza.

El desafío fue aceptado por las democracias que representan el derecho y la libertad humanos. Debido a la decisión de luchar por el progreso espiritual, las fuerzas espirituales del planeta no tenían otra alternativa que alinearse a favor de las democracias aliadas y esforzarse por despertar a las naciones neutrales. Aquéllas se alinearon en contra de los conductores de las naciones agresoras, aunque no de sus pobres pueblos engañados y subyugados, que a su vez deben ser liberados por las democracias aliadas.

Sobre la base de una activa voluntad al bien, los hombres y mujeres de buena voluntad, actuando bajo la inspiración del nuevo grupo de servidores del mundo, no tenían otra alternativa que ponerse del lado de las fuerzas espirituales y entrar en la lucha para liberar a la humanidad de las ambiciones totalitarias y las intenciones de un grupo de hombres malignos. Pero el espíritu de buena voluntad debe, firme e invariablemente, ser el impulso motivador e impedir que el odio tenga cabida en él. El mayor bien para el mayor número reside ahora en la liberación de las naciones de la dominación de las potencias totalitarias.
 


La Posición Pacifista
El segundo punto que quisiera abordar son los argumentos expuestos por los pacifistas del mundo. Toda la gente honesta y buena es de mente pacífica y odia la guerra. Este hecho lo olvida a menudo el idealista y pacifista académico. Estas personas dicen que dos males no hacen un bien y responder al asesinato con el asesinato (que es su definición de la guerra) es pecaminoso; que la guerra es mala (nadie lo niega) y que no se debe tomar parte en ella. Sostienen que con pensamientos de paz y amor, el mundo puede enderezarse y terminar la guerra. Tales personas, que luchan contra la existente realidad de la guerra, por lo general poco o nada concreto hacen para corregir los errores responsables de la misma, y permitir a otros emprender su defensa -personal, municipal, nacional e internacional. No puede dudarse de la sinceridad de estas personas.

Debe recordarse que para argumentar contra estas ideas y justificar el espíritu de lucha de las democracias cristianas, lo que cuenta es el móvil. La guerra puede ser y es un asesinato en masa, cuando el móvil es erróneo. Puede ser sacrificio y correcta acción, cuando el móvil es justo. Matar a un hombre que mata al indefenso, no se lo considera como un asesinato. El principio también es aplicable cuando se mata a un individuo que mata a otro, o cuando se lucha contra una nación que ataca a los indefensos. Los medios materiales empleados por el mal para fines egoístas, pueden emplearse también para buenos propósitos. La muerte del cuerpo físico es un mal menor que hace retroceder la civilización, contrariar los propósitos divinos del espíritu humano, negar toda enseñanza y controlar las mentes y las libertades de los hombres, coartando libertades. La guerra es siempre mala, pero puede ser el menor de dos males, como sucede en la actualidad.

Si se lleva adelante la actual guerra, hasta obtener el triunfo, derrotando a las potencias totalitarias, constituirá un mal mucho menor que la subyugación de muchas naciones por la codicia sin precedente, los nefastos procesos educativos y la oposición, por parte de las potencias del Eje, a todos los valores espirituales reconocidos. Si las potencias totalitarias triunfan, significará años de desorden y revueltas; su victoria ocasionará un indecible sufrimiento.

Sin duda es una verdad espiritual innegable que el recto pensar puede cambiar y salvar al mundo, pero también es verdad que no hay suficientes personas capaces de pensar para realizar este trabajo. Tampoco hay tiempo suficiente para hacerlo. Los pensamientos de paz están principalmente basados en un idealismo obstinado que ama al ideal más que a la humanidad. Se basa también en un inconsciente temor a la guerra y en la inercia individual, que prefiere el mundo de ensueño de los deseos ansiosos, antes que asumir la responsabilidad por la seguridad de la humanidad.

He tratado brevemente de aclarar la posición del nuevo grupo de servidores del mundo cuando lucha por los derechos del hombre, por el futuro espiritual de la humanidad y por el nuevo orden mundial. Lo que ahora tengo que decir lo clasificaré en cuatro partes:

I. El mundo tal como existe en la actualidad. La situación actual es resultado de tendencias pasadas, de presiones subyacentes y de decisiones humanas.
II. El nuevo orden mundial. Diferirá del antiguo orden y del denominado "nuevo orden" por las potencias totalitarias.
III. Algunos problemas involucrados. Exigirán ser tratados y considerados cuatro problemas mundiales principales.
IV. La tarea por delante. Próximamente me ocuparé del intervalo hasta lograr la paz, y haré además algunas sugerencias para el venidero período de reconstrucción.

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I. EL MUNDO ACTUAL


¿Cuáles son las causas que produjeron las condiciones mundiales actuales? ¿Cuáles son las presiones subyacentes que están produciendo el actual caos, o las que producirán el eventual orden? Antes de poder hacer rectificaciones debe conocerse el error; debe haber comprensión de las causas predisponentes, productoras de la necesidad, saber que hay una culpabilidad general y una responsabilidad compartida por las malas condiciones, y también que existe la determinación de reparar el mal y de abstenerse de toda mala acción.

La tendencia a achacar la guerra a Hitler y a su camarilla de hombres malignos, no debería cegarnos respecto a las causas que posibilitaron su actuación maléfica. Hitler es principalmente un agente precipitador, pues fue el medio por el cual se enfocaron el egoísmo y la crueldad del mundo. Pero como Cristo dijo: "¡Ay del mundo por los tropiezos!, porque es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay del hombre por quien viene el tropiezo!" (Mateo 18:7). Las causas de este mal prevaleciente son inherentes a la humanidad misma.

El antiguo e incontrolado egoísmo fue siempre la característica del hombre; el deseo de poder y de posesiones movió siempre a los hombres y a las naciones; la crueldad, la codicia y el sacrificio de los valores superiores a los inferiores, se han arraigado profundamente en las costumbres humanas durante épocas. Todos los pueblos y naciones son culpables del comportamiento y de estos antiguos hábitos mentales. A medida que los pueblos se acercaban, las líneas de separación y el antagonismo de las naciones se acrecentaban constantemente, y así la actual guerra (iniciada en 1914) es el resultado inevitable del pensamiento erróneo, metas egoístas y de antiguos odios. Intereses individualistas, metas separatistas y deseos agresivos, marchan hacia su inevitable final: la guerra y el caos.

La situación económica también constituye un símbolo de esta condición. Las naciones se dividen en las que "tienen" y las que "no tienen", y originan así la era actual del "hampa". Las bandas organizadas en los Estados Unidos aparecieron como expresión de estas tendencias en la vida nacional. En el mundo internacional, tres naciones están ahora desempeñando el mismo papel. Las naciones aliadas y los Estados Unidos están reconociendo la amenaza del hampa nacional e internacional, y se esfuerzan por aplastarla. Pero -y éste es el punto de importancia- tales condiciones fueron posibilitadas por la totalidad de la humanidad.
 


Materialismo y Espiritualidad
Hoy existen tres corrientes humanas principales: primero, una tendencia hacia un sistema de vida espiritual y libre; segundo, la tendencia hacia el desarrollo intelectual; y por último, la poderosa tendencia hacia la vida material y la agresión. En la actualidad la última de estas tendencias innatas y la segunda, la actitud intelectual, prevalecen y están de parte de las metas materialistas. Un grupo relativamente pequeño arroja el peso de la aspiración humana a favor de los valores espirituales.

 

La guerra entre los pares de opuestos -el materialismo y la espiritualidad- se libra ferozmente. Sólo cuando los hombres se aparten de la agresión material y se dirijan hacia objetivos espirituales, la situación mundial cambiará y los hombres -movidos por la buena voluntad- obligarán a los agresores a volver a su propio lugar y liberarán a la humanidad del temor y de la fuerza. Cosechamos ahora los resultados de nuestra propia siembra. El reconocimiento de la causa del problema proporciona a la humanidad la oportunidad de ponerle fin. Ha llegado el momento en que es posible instituir esos cambios de actitud que traerán una era de paz y buena voluntad, basadas en las correctas relaciones humanas.

Estas dos fuerzas -el materialismo y la espiritualidad- se enfrentan mutuamente. ¿Cuál será el resultado? ¿Detendrán los hombres al mal e iniciarán un período de entendimiento, colaboración y recta relación, o continuarán el proceso de planificación egoísta y de competencia económica y militante? Esta pregunta debe ser contestada por el claro pensar de las masas y el desafío valiente y aplomado de las democracias.

En todas partes se reconoce la necesidad de un nuevo orden mundial. Las potencias totalitarias hablan del "nuevo orden en Europa"; los idealistas y pensadores desarrollan esquemas y planes que visualizan condiciones totalmente nuevas y que terminarán con el maligno y antiguo orden. Hay una constante demanda para que los Aliados fijen sus objetivos de paz e indiquen con claridad los ajustes que se harán después de la guerra, porque una visión de la futura conducta mundial ayudará a la humanidad en la crisis actual.
 


Antecedente Histórico
A través de la Edad Media, el gobierno de poderosos monarcas, la expansión de los imperios y la marcha de los conquistadores nacionales, fueron las características sobresalientes. Un número relativamente pequeño de pueblos estuvieron involucrados. La Iglesia de entonces tenía un poder inmenso en todos los países europeos: controlaba la educación del pueblo, pero no establecía ninguna base para el recto pensar político. La historia del pasado es la historia de muchas formas de gobierno. Razas y naciones aparecieron y desaparecieron. Regímenes políticos y formas religiosas desempeñaron su parte, persistiendo o desapareciendo.

 

La triste historia de la humanidad ha sido de reyes y potentados, gobernantes y guerreros, presidentes y dictadores -llegando al poder a expensas de su propia nación o de otras. Conquistadores llegan y se van -Akbar, Genghis Khan, los Faraones, Alejandro el Grande, Julio César; Carlomagno, Guillermo el Conquistador, Napoleón Bonaparte, Hitler y Mussolini. Todos perturbaron el ritmo de su época y llegaron al poder por la agresión y el exterminio. A medida que las naciones fueron interrelacionándose más estrechamente, aumentó su influencia y su campo de expresión, producidos por los crecientes medios de comunicación; Gran Bretaña no supo nada de los movimientos de Alejandro; tampoco los pueblos de América de Genghis Khan, pero el ruido de los ejércitos en marcha de Napoleón, fue escuchado en una zona mucho más amplia, y son conocidos en todo el mundo los triunfos -diplomáticos y militares- de Hitler.

Las potencias totalitarias han hecho del mundo un campamento armado -para la ofensiva o la defensiva. El móvil de todos estos conquistadores fue la avidez de oro, tierra, poder y triunfo personal. Los dictadores modernos no son una excepción. No traen nada nuevo.
 


Anarquía Mundial
La historia del mundo ha sido erigida alrededor del tema de la guerra; sus puntos críticos fueron las grandes batallas. La idea de venganza mueve a algunas naciones; la demanda de que se corrijan antiguos errores históricos influye a otra; la restitución de tierras, anteriormente poseídas, dirige aún los actos de otras. Por ejemplo, la antigua gloria del Imperio Romano debe ser restablecida -a expensas de los pequeños pueblos desamparados; la cultura de Francia debe ser sobresaliente, y su seguridad debe predominar sobre las demás consideraciones; el imperialismo británico ultrajó en el pasado a otras naciones; la hegemonía germana y el "espacio vital" deben dominar a Europa, y el superhombre alemán debe ser el árbitro de la vida humana; el aislacionismo norteamericano dejaría a la humanidad indefensa en su hora de necesidad y entregaría los hombres al régimen de Hitler; no se puede confiar en el silencio de Rusia; Japón está trastornando el equilibrio del poder en Asia.

 

Tal es el cuadro de hoy. La anarquía rige al mundo; el hambre amenaza a los habitantes de Europa; la población civil de las ciudades, las mujeres y los niños, están en grave peligro de males y muerte, y se ven forzados a vivir bajo tierra; la peste aparece; no hay ninguna seguridad en tierra, mar o aire; las naciones están al borde de la ruina financiera; la ciencia se ocupa de inventar instrumentos de muerte; las poblaciones de ciudades y distritos enteros son trasladadas de una parte del país a otra; familias y hogares son deshechos; prevalece intenso temor, miran el futuro con desesperanza y duda; se suceden series de suicidios y crímenes; el humo de incontables incendios obscurece los cielos; los mares están sembrados de muertos y de buques hundidos; el tronar de los cañones y la explosión de las bombas se escuchan aproximadamente en veinte países; la guerra surge de las aguas, marcha sobre los países y desciende desde los cielos.

El viejo orden ha llevado a la humanidad a esta situación. La crueldad y el egoísmo del hombre condujeron a este desastre; ninguna nación escapa a esta crítica, y a todas ellas las moviliza más rápidamente el propósito egoísta que el espíritu de sacrificio.

Y hasta, incluso, la América idealista sólo puede ser incitada a la acción, apelando a su propio interés y seguridad.

Como incentivo reconozcamos que la misma humanidad que ha producido estas terribles condiciones, también puede crear el nuevo mundo, el nuevo orden y el nuevo modo de vida. El pasado maligno y egoísta debe ceder su lugar al bien, a un futuro de comprensión, de colaboración, de rectas relaciones humanas. La separatividad debe ser reemplazada por la unidad. El conjunto de agresores totalitarios, de democracias aliadas y de ansiosas naciones neutrales, debe trasformarse en un mundo cuya característica sea un solo esfuerzo -el establecimiento de esas relaciones que traerán la felicidad y la paz de la totalidad y no únicamente de la parte.

 

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II. EL NUEVO ORDEN MUNDIAL

Doy por sentado que mis lectores reconocen que algo inteligente y espiritual dirige a la humanidad. No me interesa cómo denominan a tal Propósito guiador. Algunos lo llaman la Voluntad de Dios; otros, las tendencias inevitables del proceso evolutivo; aún otros pueden creer en las fuerzas espirituales del planeta; habrá quienes lo consideran como la Jerarquía espiritual del planeta, o la gran Logia Blanca; muchos millones hablan de la guía del Cristo y Sus discípulos. Sea lo que fuere, hay el reconocimiento universal de un Poder guiador que ejerce presión a través de las edades, lo cual parece conducir todo hacia un culminante bien.

Alguna dirección definida ha conducido desde la etapa del hombre primitivo hasta ese punto evolutivo en que puede aparecer un Platón, un Shakespeare, un Da Vinci, un Beethoven. Algún poder ha evocado la capacidad del hombre para formular ideas, producir sistemas de teología, de ciencia y de gobierno; algún poder motivador interno ha dado al hombre la capacidad de crear belleza, descubrir los secretos de la naturaleza; alguna comprensión de la responsabilidad divina subyace en la filantropía, los sistemas educativos y el movimiento de bienestar en todo el mundo. El progreso del espíritu humano ha sido de irresistible desarrollo, de creciente apreciación de la realidad, la belleza y la sabiduría. El instinto se ha convertido en intelecto; el intelecto comienza a desarrollarse en intuición. La significación de Dios, el registro de potencialidades divinas del hombre y la creciente capacidad de comprender y participar en los procesos mentales de los demás, todo indica progreso y desarrollo.

Esta imagen de la belleza del espíritu humano debe compararse a la imagen anterior del egoísmo y la crueldad del hombre, y su inhumanidad hacia él mismo. Ambas imágenes son reales, pero únicamente la de la belleza es eterna; la otra es transitoria. El hombre es un compuesto de expresiones superiores e inferiores, y en todas las guerras y dificultades que acompañan al progreso del hombre a través de las edades, subyace este factor principal -una constante y antigua lucha entre la aspiración espiritual del hombre y sus deseos materiales. Hoy esta condición está centrada en el conflicto que se libra entre los poderes totalitarios y las naciones que luchan por los derechos del espíritu humano y la libertad de la humanidad.

El empleo de la palabra espiritual no tiene que ver con la forma en que la empleen las religiones ortodoxas, excepto hasta donde la expresión religiosa forma parte de la espiritualidad general de la humanidad. Es espiritual todo lo que tiende a la comprensión, a la bondad, a aquello que produce belleza y puede conducir al hombre a una expresión más plena de sus potencialidades divinas. Es malo todo lo que introduce al hombre más profundamente en el materialismo, omite los valores superiores de la vida, fomenta el egoísmo, erige barreras al establecimiento de rectas relaciones humanas y nutre el espíritu de separatividad, temor y venganza.

Sobre la base de estas diferencias, lógicamente se evidencia que Dios está de parte de las naciones aliadas, pues no puede suponerse que el Cristo está del lado de Hitler y del gobierno de la agresión cruel. La Jerarquía espiritual del planeta arroja todo el peso de su fuerza contra los poderes del Eje, hasta donde las personas espiritualmente orientadas del mundo pueden colaborar, porque no debe coartarse el libre albedrío del hombre. Nadie teme a las naciones aliadas; la situación no ha sido precipitada por los Aliados; no emplean los métodos de la propaganda engañosa, ni aterrorizan a los débiles e indefensos. Los hechos lo prueban, y tal reconocimiento subyace en la constante ayuda de los Estados Unidos. El modo de vivir y los objetivos espirituales de las demás gracias son reconocidos por todos, y esto está amenazado por los conceptos totalitarios de la vida. La humanidad habla por intermedio de las democracias.
 


El Orden Mundial del Eje
El orden totalitario debe desaparecer, porque es contrario a la visión espiritual. El orden mundial, tal como lo visualiza Hitler, está basado en el sometimiento de los débiles al gobierno de una super Alemania, donde podrán seguir viviendo las pequeñas naciones en la medida que puedan servir a las necesidades de Alemania. A las potencias menores del Eje sólo se les permite vivir porque se benefician los objetivos alemanes -Italia, para dar a Alemania una salida al Mediterráneo, y Japón, para manejar el problema asiático, por ser demasiado grande para que Alemania lo resuelva sola. La intención de este orden es que debe ir a Alemania lo mejor de todos los productos industriales y agrícolas, y el residuo innecesario a las pequeñas naciones; un orden donde los procesos educativos serán controlados por la dominante super-raza.

 

Todos los sectores del conocimiento estarán subordinados a la glorificación de Alemania. Ésta será representada como la simiente de toda la gloria del mundo y como despiadado salvador del género humano; las bellezas de la guerra, de la lucha y de la fortaleza física, serán enaltecidas y los así llamados objetivos admirables del espíritu humano serán desarrollados para producir una raza de hombres donde no tendrá cabida la "afeminada" belleza de la bondad amorosa ni la consideración inteligente de los demás.

Llamaré la atención sobre la enseñanza que está siendo impartida ahora a la juventud alemana. Que la fuerza es el derecho. Que el alemán pertenece a la super-raza, y que todas las demás son inferiores. Que sólo a una aristocracia elegida debe permitírsele el privilegio de la educación y del gobierno. Que las masas no son más que animales y existen únicamente para ser esclavos de la raza superior La guerra es para los hombres lo que es para la mujer dar a luz. La guerra es un proceso natural y, por lo tanto, eternamente justa. Todas las fuentes de provisión deben ser controladas por Alemania y, en consecuencia, aún esas naciones actualmente neutrales, deben ser puestas bajo la esfera de influencia alemana.

 

Las potencias totalitarias dominarán el sistema económico del mundo y controlarán todas las importaciones y exportaciones. Descenderán las normas de vida en ambos hemisferios; todo estará relacionado con el bien de Alemania y ninguna otra nación será considerada. La enseñanza y la ética cristianas deben ser necesariamente eliminadas, porque Alemania considera al cristianismo y a su divino Fundador como afeminados y débiles, que acentúan las cualidades más débiles de la naturaleza humana y son responsables de la decadencia de todas las naciones, excepto Alemania. El cristianismo debe ser además derrotado, porque se fundamenta en fuentes judías; el gobierno de Cristo debe terminar, porque sólo el gobierno de la fuerza es justo.

En el orden mundial de las potencias del Eje, el individuo no tiene derechos ni libertades, excepto hasta donde puede servir al estado; no habrá libertad de pensamiento o de conciencia; todas las cuestiones serán decididas por el estado y el ciudadano no tendrá ningún derecho de opinión. Los hombres serán reclutados como esclavos al servicio del estado.

Tal es el cuadro del orden que las potencias del Eje están preparando para imponer al mundo, y sus propias palabras lo testimonian. Sólo la percepción de la verdadera naturaleza de esta crisis, la determinación de hacer frente a los hechos, más la valentía, bastarán para derrotar a Hitler. Esta temeridad conquistadora debe estar basada en el reconocimiento de los valores espirituales involucrados, en la creencia en Dios y en un sentido común determinado a establecer seguridad, rectas relaciones humanas y libertad.

Es importante que la gente haga frente a los hechos inmediatamente. Debe comprender cuál es la naturaleza del orden mundial que Hitler está preparando para poner en vigencia lo que tiene por delante la humanidad, si triunfan las potencias del Eje. Es esencial que los pequeños niños del mundo sean librados de la mala influencia y la falsa educación a las que serán sometidos si las potencias totalitarias dominan Europa. Las actitudes mentales ambientales comprueban los efectos de la cultura intensiva dada a la juventud de Alemania durante los últimos veinte años. Estos niños que manejan tanques, vuelan en aviones sobre los países de Europa y libran una guerra contra mujeres y niños, son el producto de un sistema educativo y, por lo tanto, víctimas de un procedimiento maligno. Los niños de Alemania y los de otros países deben ser rescatados del futuro que Hitler tiene planeado; las mujeres de Alemania y de otras naciones deben ser liberadas del temor; la población de Alemania debe, además, liberarse del mal gobierno de Hitler. Esto lo reconocen las naciones aliadas. No se equivoquen. El alemán es tan caro al corazón de la humanidad, de Dios, de Cristo y de todas las personas que piensan correctamente, como cualquier otro pueblo. El pueblo alemán debe ser rescatado del orden mundial de Hitler, tanto como el polaco, el judío, el checoslovaco o cualquier nación cautiva. Al lograr esta liberación, las naciones aliadas y las potencias neutrales deben conservar el espíritu de buena voluntad, aunque empleen la fuerza, que es el único medio de conquistar que comprenden las potencias totalitarias.
 


Pasos Hacia el Nuevo Orden Mundial
¿Qué debería planificar el resto del mundo, en oposición al orden mundial totalitario? ¿Para qué objetivos mundiales deberíamos trabajar las democracias? Esquema utópico, formas idealistas de gobierno y procedimientos culturales de vida, fueron siempre juguetes de la mente humana a través de los siglos. Pero estas utopías se hallan tan lejos de ser posibles, que su presentación parece inútil. La mayoría son completamente nulas.

Sin embargo, pueden haber ciertas posibilidades inmediatas y pueden desarrollarse posibles objetivos si existe en la humanidad una definida voluntad al bien y si tiene paciencia.

Ciertas principales premisas espirituales deberían respaldar todo esfuerzo para formular el nuevo orden mundial. Expondré algunas de ellas:

1. El nuevo orden mundial debe satisfacer la necesidad inmediata y no constituir un esfuerzo para satisfacer una visión idealista y distante.


2. El nuevo orden mundial debe adecuarse a un mundo que ha sufrido una crisis destructiva y a una humanidad que fue destrozada por la experiencia.


3. El nuevo orden mundial debe sentar las bases para otro futuro orden mundial, que sólo será posible después de un período de recuperación, reconstrucción y reedificación.


4. El nuevo orden mundial estará basado en el reconocimiento de que todos los hombres son iguales en su origen y meta, pero que todos están en etapas distintas de desarrollo evolutivo; que la integridad personal, la inteligencia, la visión y la experiencia, así como una marcada buena voluntad, deben señalar al conductor. El dominio del proletariado sobre la aristocracia y la burguesía, como en Rusia, o el dominio de una aristocracia atrincherada detrás del proletariado y la clase media, como hasta hace poco en Gran Bretaña, deben desaparecer. El control del trabajo por el capital o el control del capital por el trabajo, también deben desaparecer.


5. En el nuevo orden mundial, el grupo gobernante de cualquier nación, debe estar compuesto por quienes trabajan para el mayor bien del mayor número y, al mismo tiempo, ofrecen una oportunidad a todos, procurando que el individuo tenga libertad. Ya se reconocen hoy los hombres de visión, posibilitando así la correcta elección de líderes, que no fue posible hasta este siglo.


6. El nuevo orden mundial se basará en un activo sentido de responsabilidad. "Todos para uno y uno para todos" será la regla. Esta actitud tendrá que ser desarrollada entre las naciones, pues aún no existe.


7. El nuevo orden mundial no impondrá un tipo uniforme de gobierno, ni una religión sintética ni un sistema de regimentación a las naciones. Los derechos soberanos de cada nación serán reconocidos y se permitirá la plena expresión de su genio particular, tendencias individuales y cualidades raciales. Sólo en un caso particular debe hacerse el esfuerzo para lograr la unidad y esto será en el campo de la educación.


8. El nuevo orden mundial reconocerá que los productos del mundo, los recursos naturales del planeta y sus riquezas, no pertenecen a ninguna nación, sino que deberán ser compartidos por todos. No habrá naciones que "poseen" y otras que no poseen. Una equitativa y apropiada distribución organizada del trigo, el petróleo y la riqueza mineral del mundo, se desarrollará teniendo como base las necesidades de cada nación, sus propios recursos internos y los requerimientos de su pueblo, lo cual se llevará a cabo si se tiene en cuenta a la totalidad.


9. En el período preparatorio para el nuevo orden mundial habrá un desarme constante y regulado. No será optativo ni se permitirá a ninguna nación producir ni organizar equipo alguno para propósitos destructivos, o atentar contra la seguridad de cualquier otra nación. Una de las primeras tareas de toda conferencia de paz futura será regular esta cuestión y procurar gradualmente el desarme de las naciones.

Éstas son las premisas simples y generales sobre las cuales el nuevo orden mundial tiene que comenzar a trabajar Tales etapas preliminares deben ser mantenidas fluidas y experimentales, sin perder nunca de vista la posibilidad; deben mantenerse inviolables los cimientos; los procesos intermedios y los experimentos deben llevarse a cabo por hombres que se interesen por el bien de todos y cambien los detalles de la organización, mientras conservan la vida del organismo.
 


Rectas Relaciones Humanas
El objetivo de su trabajo puede ser resumido así: el nuevo orden mundial facilitará el establecimiento de rectas relaciones humanas, basadas en la justicia, el reconocimiento de los derechos heredados, la oportunidad para todos sin distinción de raza, color o credo, o la supresión de la delincuencia y del egoísmo por medio de la correcta educación, y el reconocimiento de las potencialidades divinas en el hombre, así como también el reconocimiento de una Inteligencia rectora divina en Quien el hombre vive, se mueve y tiene su ser.

Las dificultades que enfrentarán las naciones cuando termine la guerra parecerán insuperables, pero -dada la visión, la buena voluntad y la paciencia- pueden ser resueltas. Suponiendo que la humanidad no descanse hasta que las naciones agresoras sean sometidas, se requerirá que las democracias vencedoras sean generosas, benévolas, comprensivas y atentas a la voz del pueblo, como una totalidad. Esa voz (generalmente sana en sus pronunciamientos) debe ser evocada, reconocida y escuchada, y no las voces de los exponentes separatistas de cualquier ideología, forma de gobierno, religión o partido. El objetivo de aquellos a quienes se confíe la rectificación del mundo no es la imposición de la democracia a todo el mundo, o del cristianismo a un mundo de diversificadas religiones.

 

Con toda seguridad, será el fomento de los mejores elementos de cualquier gobierno nacional, a quien el pueblo pueda adherirse o apoyar inteligentemente. Cada nación debería reconocer que su forma de gobierno puede ser adecuada para ella y muy inadecuada para otra; debería enseñársele que la función de cada nación es el perfeccionamiento de su vida, ritmo y maquinaria nacionales, de modo que pueda llegar a ser un eficiente socio de todas las demás naciones.

Es también esencial que el nuevo orden mundial desarrolle en la humanidad el sentido de la divinidad y de la relación con Dios; sin embargo, ningún énfasis se pondrá sobre las teologías raciales y los credos separatistas. Debe enseñarse lo esencial de las creencias religiosas y políticas e inculcarse una nueva simplicidad de la vida, que en la actualidad se ha perdido por poner el énfasis sobre las posesiones y las cosas materiales y sobre el dinero.

 

Tendrá que enfrentarse el problema del dinero; el problema de la distribución de las riquezas -naturales o humanas- necesitará un cuidadoso manejo y deberán llegar a un entendimiento entre esas naciones que poseen recursos ilimitados y las que tienen pocos o ninguno; el problema de la variedad de formas de gobierno nacionales debe ser enfrentado con valor y percepción internos; el restablecimiento -psicológico, espiritual y físico- del género humano debe constituir una responsabilidad primordial. El sentido de seguridad debe cimentarse en una base firme -la base de la recta relación, no de la fuerza. Los hombres deben sentirse seguros cuando tratan de desarrollar la buena voluntad internacional y se tienen confianza mutua y, por lo tanto, no dependen de la fortaleza de sus ejércitos y armadas.

El reconocimiento de una Jerarquía espiritual que actúa por intermedio del nuevo grupo de servidores del mundo, debe acrecentarse constantemente en alguna forma. Esto sucederá cuando los estadistas del mundo y los gobernantes de las distintas naciones y cuerpos de gobierno -políticos y religiosos- sean hombres de visión, espiritualmente motivados y altruistamente inspirados.

El futuro orden mundial será la expresión efectiva de la fusión del modo de vida espiritual interno y el modo de actuar externo, civilizado y culto; ésta es una posibilidad definida, porque la humanidad, en sus capas superiores, ha desarrollado ya el poder de vivir simultáneamente en los mundos intelectual y físico. Muchos viven hoy también en el mundo espiritual. Mañana lo harán muchos más.

 

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III. ALGUNOS PROBLEMAS INVOLUCRADOS

El nuevo orden mundial se enfrentará con muchos problemas Los problemas no se subsanarán imponiendo una solución por la fuerza, como en el orden mundial del Eje, sino por procesos educativos correctos y por la comprensión de los objetivos del verdadero orden mundial. En general, se dividen en cuatro categorías: el problema racial, el problema económico, el problema de gobierno y el problema religioso.
 


El Problema Racial
No hay forma de resolver el problema racial por la legislación, la segregación o el esfuerzo para producir bloques nacionales, como sucede hoy en Alemania, que se proclama a sí misma como super raza. Tales esfuerzos sólo erigen barreras insuperables. Con muy pocas excepciones, no hay razas puras, particularmente en Alemania, por estar ubicada en Europa en el cruce de caminos, siendo definidamente la fusión de muchos tipos raciales. Corrientes migratorias, ejércitos en marcha durante siglos y transportes modernos, mezclaron y fusionaron inextricablemente todas las razas Por lo tanto, puede suponerse que cualquier esfuerzo por aislar una raza o forzar la denominada "pureza racial", está condenado al fracaso.

 

La única solución para este problema es el reconocimiento básico de que todos los hombres son hermanos; que una sola sangre corre por las venas humanas; que todos somos hijos del único Padre, y no reconocerlo indica simplemente una estupidez del hombre. Trasfondos históricos, condiciones climáticas y matrimonios mixtos, abundantemente diseminados, han hecho de las diferentes razas lo que son hoy. Sin embargo, la humanidad es esencialmente una -la heredera de las edades, el producto de muchas fusiones, condicionada por las circunstancias y enriquecida por los procesos del desarrollo evolutivo. Esta unidad básica debe ahora ser reconocida.

Durante siglos el problema racial principal ha sido el judío, llevado a una crisis por Alemania. Este problema es también susceptible de ser resuelto si se lo reconoce debidamente por lo que es, y si va acompañado del esfuerzo de los mismos judíos por resolverlo y colaborar con los esfuerzos del mundo a fin de darle solución. Ellos aún no lo han hecho porque el judío común es solitario e indefinido, incapaz de hacer algo para mejorar su posición ante el mundo. Instintiva e intelectualmente, es separatista, intuitivamente tiene visión, pero al mismo tiempo carece del sentido de fusión con otros pueblos.

Hasta ahora no se conoce ningún modo científico de resolver los problemas raciales. Es finalmente una cuestión de recto pensar, comportamiento decente y simple bondad. La cuestión no se solucionará por medio de matrimonios mixtos, por aislamiento de grupos para la ocupación de zonas especiales, o por ideas humanas de superioridad o inferioridad. Las rectas relaciones humanas se establecerán por mutuo reconocimiento de errores, por el remordimiento de los actos erróneos del pasado y, si es posible, por la restitución.

 

Vendrán cuando a las naciones se les enseñe a apreciar las buenas cualidades de otras naciones y a comprender la parte que les corresponde en el cuadro general. Se desarrollarán cuando se haya eliminado el sentido de superioridad racial; cuando las diferencias y las querellas raciales sean relegadas al pasado impío, y sólo cuando un futuro de colaboración y comprensión sea activamente desarrollado; harán sentir su presencia cuando las normas de vida de la recta relación (esperadas por las personas iluminadas de cada raza) se conviertan en una actitud habitual de las masas y cuando se considere contrario a los mejores intereses de cualquier nación la difusión de esas ideas que tienden a erigir barreras raciales o nacionales, despertar odios o fomentar diferencias y separaciones. Ese momento llegará con toda seguridad. Entonces la humanidad dominará el problema de las rectas relaciones y actitudes humanas.

Es inevitable la existencia de diferencias raciales, querellas nacionales y distinción de casta, pero es también imperativo que desaparezcan. El mundo es uno solo. La humanidad es una unidad en el proceso evolutivo. Las diferencias son elaboradas por el hombre y engendran odios y separaciones. Cuando a los niños de las diferentes razas se les enseñe en sus primeros años que no existen diferencias, que todos los hombres son hermanos y que las aparentes distinciones son esencialmente superficiales, entonces las futuras generaciones abordarán el problema de las interrelaciones mundiales sin verse obstaculizadas por el prejuicio, el orgullo de raza o los históricos resentimientos inculcados. Mediante la correcta educación los niños pueden aprender actitudes correctas, y responderán porque los niños no ven ni reconocen diferencias, y la verdad de la promesa bíblica de que un niño pequeño los guiará, resultará ser científicamente verdadera. Este proceso educativo comenzará en el nuevo orden mundial.
 


El Problema Económico
Este problema es básicamente el más fácil de resolver. Con sano sentido común puede lograrse. Hay recursos adecuados para el mantenimiento de la vida humana, y la ciencia puede acrecentarlos y desarrollarlos. Los bienes minerales del mundo, el petróleo, el producto del campo, la contribución del reino animal, las riquezas del mar y los frutos y las flores, se ofrecen a la humanidad. El hombre controla todo y pertenece a todos; no es propiedad de un grupo, nación o raza. Se debe exclusivamente al egoísmo del hombre que (en estos días de rápida movilidad) millares de personas perezcan de hambre mientras que los alimentos se pudren o se los destruye; debido a los planes codiciosos y a las injusticias financieras de los hombres, los recursos del planeta no están universalmente disponibles de acuerdo a un inteligente sistema de distribución. No existe excusa que justifique que en alguna parte del mundo se carezca de las cosas esenciales para vivir. Tal carencia acusa una política miope y el bloqueo del libre traslado de los artículos de primera necesidad, por una u otra razón. Todas estas condiciones deplorables se basan en algún egoísmo nacional o grupal, ya que no se ha preparado un proyecto imparcial inteligente para satisfacer la necesidad humana en todo el mundo.

¿Qué otra cosa puede hacerse además de educar a las generaciones venideras sobre la necesidad de compartir, y para que circulen libremente los artículos esenciales de primera necesidad? La causa de este erróneo modo de vivir es muy simple. Es producto de antiguos métodos educativos erróneos, de la competencia y de la facilidad con que pueden ser explotados los indefensos y los débiles. Ningún grupo en particular es responsable, como hacen suponer a los ignorantes ciertos ideólogos fanáticos. En nuestro período hemos llegado simplemente a la culminación del egoísmo humano al que, o se le pone fin inteligentemente, o destruirá a la humanidad.

Tres cosas terminarán con esta condición de gran riqueza y extrema pobreza, la superabundante alimentación de unos pocos y el hambre de los muchos, además de la centralización del producto del mundo controlado por un puñado de personas en cada país. Estas son: primero, el reconocimiento de que hay suficientes alimentos, combustibles, petróleo y minerales en el mundo para satisfacer la necesidad de toda la población. En consecuencia, el problema es básicamente de distribución. Segundo, esta premisa de provisión adecuada, manipulada por la correcta distribución, debe ser aceptada y las provisiones esenciales para la salud, la seguridad y la felicidad del género humano, deben estar disponibles. Tercero, que todo el problema económico y la institución de reglas necesarias y agencias distribuidoras, deberían ser manejadas por una liga económica de naciones, en la cual todas las naciones tendrán cabida; conocerán sus necesidades nacionales (basadas en la población y los recursos internos, etc.) y sabrán también con qué pueden contribuir a la familia de naciones; todas estarán animadas por la voluntad al bien general -voluntad al bien que probablemente se basará, ante todo, en la conveniencia y la necesidad nacionales, pero será constructiva en su acción.

Ciertos hechos son evidentes. El viejo orden ha fallado. Los recursos del mundo cayeron en manos de los egoístas y no hubo una justa distribución. Algunas naciones tuvieron demasiado y explotaron sus excedentes; otras muy poco y, por ello, su vida nacional y su situación económica se perjudicó. Al final de esta guerra todas las naciones estarán en dificultades financieras, todas necesitarán ser reconstruidas y todas tendrán que dedicarse activamente a arreglar la futura vida económica del planeta y ajustarla sobre líneas más sólidas.

El período de reajuste ofrece la oportunidad de efectuar cambios drásticos y profundamente necesarios y establecer un nuevo orden económico basado en la contribución de cada nación al todo, en la participación de los artículos de primera necesidad y en el inteligente acopio de todos los recursos para beneficio de la totalidad, además de un sensato sistema de distribución. Un plan así es factible.

La solución ofrecida aquí es tan sencilla que, por esa misma razón, quizá no llame la atención. La cualidad que deben poseer quienes preparan el cambio del enfoque económico es tan simple, que hasta la voluntad al bien puede ser pasada por alto, pero si no hay sencillez y buena voluntad, poco podrá efectuarse después de la guerra mundial. Se necesitarán hombres de visión, bien conceptuados, con conocimiento técnico e interés cosmopolita, los cuales deben tener también la confianza del pueblo, reunirse y establecer las reglas por las cuales el mundo se alimente adecuadamente; determinar la naturaleza y la extensión de la contribución que cada nación debe hacer; establecer la naturaleza y la extensión de las provisiones que deberán entregarse a cada nación; así se crearán esas condiciones que mantendrán circulando equitativamente los recursos del mundo y prepararán esas medidas preventivas que contrarrestarán el egoísmo y la codicia humanos.

¿Puede encontrarse un grupo de hombres así? Creo que sí. En todas partes hay quienes estudian profundamente la naturaleza humana, hay investigadores científicos de gran simpatía humana y hombres y mujeres conscientes, que durante largo tiempo -bajo el antiguo y cruel sistema- lucharon con el problema del dolor y de la necesidad humanos.

La nueva era de simplicidad debe llegar. El nuevo orden mundial inaugurará esta vida más simple, basada en una alimentación adecuada, un recto pensar, una actividad creadora y felicidad. Estas cosas esenciales son posibles sólo bajo un correcto gobierno económico. Esta simplificación y sabia distribución de los recursos del mundo, debe abarcar tanto al que está arriba como al que está abajo, al rico y al pobre, sirviendo por igual a todos los hombres.
 


El Problema del Gobierno
Introduciéndonos ahora en la esfera del gobierno, enfrentamos una situación muy compleja bajo el nuevo orden mundial. Ciertos grandes regímenes ideológicos han dividido al mundo en grupos opositores. Están las grandes democracias bajo las cuales tienen lugar las pocas monarquías restantes y las potencias totalitarias donde están resumidas las antiguas dictaduras y autocracias del pasado. Nada nuevo existe en la política del Eje. Son esencialmente grupos reaccionarios, porque los tiranos, la crueldad y la explotación del débil forman parte de la historia antigua. Las democracias, con toda su inefectividad actual, contienen en sí el germen de lo que es realmente nuevo, porque expresan un surgimiento ascendente hacia el autogobierno y el autodominio de toda la humanidad.

 

Existe también el ideal comunista, que es una curiosa mezcla del individualismo, la dictadura, el antiguo conflicto entre el trabajo y el capital, el Sermón de la Montaña y los peores aspectos de la revolución y la explotación. Las líneas que seguirá, aun en el futuro inmediato, son impredecibles. Hay otros países y pueblos cuyos gobiernos están condicionados por el medio ambiente y que, en la actualidad, no desempeñan una parte determinante en los acontecimientos mundiales, excepto cuando los emplea una potencia mayor. También existen pueblos y tribus que viven sus insignificantes vidas sin que les afecte el desorden existente en las partes más civilizadas del mundo.

Detrás de esta diversidad de métodos gubernamentales, emergen ciertos claros delineamientos que indican fusiones más amplias y la tendencia a crear ciertas síntesis. Están apareciendo diversas tendencias básicas de pensamiento que, en el nuevo orden mundial, se desarrollarán en esa síntesis mayor, tan deseada por la Jerarquía espiritual del planeta, y que, mientras conservan los más amplios delineamientos nacionales y raciales, producen un estado mental subyacente y subjetivo, que dará fin a la era de separatividad. Hoy se ansía formar los Estados Federados de Europa, modelados de acuerdo a las líneas de la Comunidad Británica de Naciones o de los Estados Unidos de América; se habla de un nuevo orden en Asia, de la política del buen Vecino en América, de una Unión Federal de las naciones democráticas, y existe también la constante ampliación de las Repúblicas Socialistas Soviéticas. Ciertas agrupaciones mayores que parecerían posibles y probablemente aconsejables, podrían ser clasificadas como:

1. La Unión Federal de las grandes democracias después de la guerra, que podría incluir a todo el Imperio Británico, los Estados Unidos, los países escandinavos y ciertas naciones del norte de Europa, incluso Alemania.
2. La unión de los países latinos, incluso Francia, España, todos los países mediterráneos, los países balcánicos (excepto uno o dos que podrían ser absorbidos por la U.R.S.S.) y Sudamérica.
3. La Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas y ciertas naciones asiáticas que trabajan en colaboración con ellas, tales como China y posteriormente Japón.

Estos tres grandes bloques no serian antagónicos, sino simplemente esferas geográficas de influencia. Todos trabajarían en la más estrecha unidad y relación económica. Cada nación dentro de los tres bloques conservaría su independencia soberana, pero entre estas naciones independientes y estos bloques, habría identidad de propósito, unidad de esfuerzo y reconocimiento del control económico de una liga de naciones, la cual se formaría con representantes de todas las naciones, y su cuerpo gobernante interno sería elegido por los tres bloques, que controlarían todas las fuentes de provisión y la distribución de todas las provisiones, y determinarían toda la política económica.

No consideraré los detalles de estos futuros ajustes. Deben ser forjados por los hombres y mujeres de buena voluntad, en el crisol de la experiencia y del experimento. Sólo un desastre universal podría llevar a los hombres a un estado mental en el cual tales proposiciones y soluciones pudieran ser presentadas. Es muy valioso el reconocimiento general de que el viejo orden lamentablemente ha fracasado.
 


El Problema Religioso
Cuando llegamos a considerar la religión en el nuevo orden mundial, enfrentamos un problema mucho más complicado y, sin embargo, mucho más fácil. Ello se debe a que el tema de la religión es estudiado y parcialmente comprendido por la mayoría de los hombres. Hay amplias diferencias en las interpretaciones teológicas; hay una reacción general similar respecto al amplio reconocimiento de una Inteligencia universal divina o de Dios (cualquiera que sea el nombre con que se denomine a esa Vida omniabarcante).

 

Las formas de religión son tan diferentes y los adhesores teológicos tan crueles en sus lealtades y partidismos, que el surgimiento de una nueva religión mundial tendrá, necesariamente, profundas dificultades. Pero ese surgimiento está muy cercano y las diferencias son relativamente superficiales. La nueva religión mundial está más cerca de lo que muchos creen, y ello se debe a dos cosas: primero, las querellas teológicas son principalmente sobre puntos no esenciales y, segundo, la joven generación es básicamente espiritual, pero no le interesa la teología en lo mas mínimo.

La juventud inteligente de todos los países está repudiando rápidamente la teología ortodoxa, el clericalismo del estado y el control de la iglesia. No le interesan las interpretaciones humanas de la verdad, ni las pasadas querellas entre las principales religiones mundiales. Al mismo tiempo, está profundamente interesada en los valores espirituales y busca seriamente verificar su reconocimiento profundamente arraigado e inexpresado. No depende de Biblia o sistema alguno, de los así llamados conocimiento y revelación espirituales inspirados, sino que sus ojos están puestos sobre las grandes e indefinidas totalidades, en las cuales trata de sumergirse y fusionarse, tales como el estado, una ideología, o la humanidad misma.

 

En esta expresión del espíritu de autoabnegación puede verse la aparición de la más profunda verdad de toda religión y la justificación del mensaje cristiano. A Cristo, en Su lugar elevado no le importa si los hombres aceptan las interpretaciones teológicas de los estudiosos y eclesiásticos. Le interesa que la nota clave de Su vida de sacrificio y servicio se reproduzca entre los hombres; Le resulta indiferente si se pone el énfasis sobre el detalle y la veracidad del Evangelio y si se lo reconoce y acepta, porque Le interesa más la persistencia en la búsqueda de la verdad y la experiencia espiritual subjetiva; Cristo sabe que dentro de cada corazón humano existe lo que instintivamente responde a Dios, y que la esperanza de la gloria final está oculta en la conciencia crística.

En el nuevo orden mundial, por lo tanto, la espiritualidad reemplazará a la teología y la experiencia viviente tomará el lugar de las aceptaciones teológicas. Las realidades espirituales surgirán con creciente claridad, y el aspecto forma retrocederá a segundo plano; la verdad expresiva y dinámica será la nota clave de la nueva religión mundial. El Cristo viviente asumirá el lugar que Le corresponde en la conciencia humana y verá la fructificación de Sus planes, sacrificio y servicio, pero el aferramiento de las órdenes eclesiásticas se debilitará y desaparecerá. Permanecerán como guías y conductores del espíritu humano sólo aquellos que hablan por experiencia viviente y no conocen ninguna barrera religiosa; reconocerán el avance de la revelación y las nuevas verdades que surgen, verdades que estarán fundadas sobre las antiguas realidades, pero serán adaptadas a la necesidad moderna y manifestarán progresivamente la revelación de la naturaleza y la cualidad divinas. A Dios se Lo conoce hoy como Inteligencia y Amor. Eso nos lo ha dado el pasado. Debe ser ahora conocido como Voluntad y Propósito, y esto lo revelará el futuro.

Cuando el problema racial haya desaparecido por el reconocimiento de la Vida una; cuando el problema económico haya sido resuelto por las naciones que trabajan cooperativamente unidas; cuando el problema del correcto gobierno dentro de cada nación haya sido determinado por el libre albedrío de sus respectivos pueblos, y el espíritu de la verdadera religión no esté obstruido por las antiguas formas e interpretaciones, entonces veremos un mundo en proceso de recta experiencia, rectas relaciones humanas y un avance espiritual hacia la realidad.

Un estudio de estas cuatro líneas de la vida humana demostrará que Alemania es hoy verdaderamente el punto focal de la situación mundial. En esa infeliz nación, el problema racial ha alcanzado tal importancia que afecta al mundo entero. Hitler, desde el ángulo financiero, ha dicho que Alemania se ha visto obligada a luchar a fin de conservar la vida, económicamente hablando, de su pueblo; en realidad, la vida económica de Alemania no estaba tan críticamente amenazada como la de muchas naciones más pequeñas.

 

El problema de gobierno ha llegado también a un punto crítico por la actividad y conquistas alemanas y el énfasis que las potencias del Eje han puesto sobre la relación del estado con el individuo. La actitud de los gobernantes alemanes hacia la religión, es de reconocido y pronunciado antagonismo. De esta manera, los cuatro problemas principales del mundo están siendo precipitados por Alemania a la palestra de la acción, evocando investigaciones en todas partes; los hombres de todos los países se dedican a resolver estos problemas, y su solución será inevitable cuando termine la guerra. Cuando sean abordados correctamente por los hombres y mujeres de buena voluntad, entonces tendremos una "planificación mundial" que llevará a una vida armoniosa, como nunca fue posible hasta ahora.

Le corresponde a la humanidad resolver sus serios problemas, basándose en la hermandad y estableciendo un modo de vivir que pueda proporcionar una adecuada provisión de artículos de primera necesidad mediante la apropiada Organización del tiempo, el trabajo y los bienes, lo cual conducirá a una interacción entre el ciudadano y el estado, donde el individuo prestará servicio y recibirá la debida protección del estado. Entonces la humanidad tendrá libertad para experimentar la vida espiritual, que se expresará mediante las vidas humanas despiertas. ¿Qué más puede pedirse o esperarse? Un modo de vida así puede ser posible si los hombres y mujeres de buena voluntad, inteligentes e idealistas, inician la tarea de inaugurar el nuevo orden mundial.

 

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IV. LA TAREA QUE HAY POR DELANTE

Esto nos lleva a los aspectos prácticos del tema y a responder a la pregunta siguiente: Dada la posibilidad de un nuevo orden mundial ¿qué puede hacerse en medio del actual conflicto para traerlo a la existencia?

El período en el cual estamos entrando ahora se divide en dos partes:

1. El período actual de la guerra, hasta la derrota de Alemania y el fin de la lucha.

2. El próximo período, después que los cañones hayan dejado de tronar. La paz necesaria y la reconstrucción deberán ser determinadas.

Debemos ocuparnos de estos períodos porque son y serán, momentos de gran dificultad, de conflicto y de reajuste dolorosos. La tarea de restablecer la armonía y el orden en el mundo es enorme. Educar a las personas de todas partes sobre la necesidad de nuevos ideales para el recto vivir; los nuevos ritmos y la nueva "participación", no será fácil. El trabajo de curar las heridas de la humanidad, de reconstruir la civilización destruida, de instituir el desarme, de reconocer las necesidades nacionales, materiales y psicológicas, de rescatar y restablecer la felicidad de los niños del mundo y de planificar su futura seguridad, exigirá lo mejor de los hombres y mujeres de buena voluntad y también la sabia guía del nuevo grupo de servidores del mundo, y absorberá la atención de las personas inteligentes y de mentes comprensivas de cada nación.

El paso preliminar para los hombres y mujeres de buena voluntad es decidirse de una vez por todas a favor de cuál de las dos fuerzas antagónicas se alinearán mental y espiritualmente, aunque no lo hagan físicamente en su país. En este momento escribo para quienes están a favor de las fuerzas constructivas, que luchan por los valores democráticos y la libertad de los pueblos. Deben saber que entre el pueblo alemán e italiano, millares de personas también silenciosamente están a favor de quienes luchan por derrotar a las potencias del Eje. Esto nunca debe olvidarse, porque tales personas son numerosas bajo el régimen totalitario. Las Fuerzas de la Luz se encuentran en todos los países, pero en la actualidad sólo pueden expresarse efectivamente en los países alineados contra Alemania.

Los hombres y mujeres de buena voluntad, asociados al nuevo grupo de servidores del mundo, deberían tratar inteligentemente de comprender el problema de actuar y estudiar la situación mundial, desde todos los ángulos posibles. La comprensión inteligente, el amor a sus semejantes y el sano sentido común, son requisitos para cualquier servicio que se demande. Los hombres deberían cultivar estas cualidades, divorciándose de toda emoción sentimental y ocupándose realmente de las circunstancias y condiciones ambientales. Debe comprenderse que la tarea tomará tiempo y los hombres y mujeres de buena voluntad tienen que prepararse para un esfuerzo sostenido, para la oposición y para ese letargo mortífero y esa enfermiza inercia que afligen a las masas de todos los países. Hay dos actividades inmediatas a desempeñar:

1. La búsqueda de esas personas que en cada país reaccionan a la visión del nuevo orden mundial y que son los hombres y mujeres de buena voluntad.
2. Ellos presentarán las futuras posibilidades a las masas de todos los países.

Aquí les recordaré que los miembros del nuevo grupo de servidores del mundo y los hombres y mujeres de buena voluntad deben ser extraídos de todos los sectores de la vida. Se hallarán entre los adeptos de todas las ideologías actuales, en los círculos políticos y científicos, entre los educadores y filántropos del mundo, entre los trabajadores creativos, los industriales, en los hogares comunes y en las filas de los trabajadores.
 


El Nuevo Grupo de Servidores del Mundo
El nuevo grupo de servidores del mundo no es una nueva organización que se está formando en el mundo. Es simplemente un conjunto de hombres de objetivos constructivos, pacíficos y de buena voluntad, vinculados libremente, que ponen el énfasis sobre la previa necesidad de establecer rectas relaciones humanas, antes de cualquier paz duradera. Este grupo no responderá a la fidelidad y lealtad de ningún hombre. Es la agrupación de todos los que tratan de expresar el espíritu crístico y están libres de todo espíritu de odio y venganza. Este grupo desafía al mundo a abandonar todos los antagonismos y antipatías, odios y diferencias raciales, y trata de vivir en términos de una familia, una vida y una humanidad.

El nuevo grupo de servidores del mundo cree que (por intermedio de la buena voluntad) el nuevo orden mundial puede ser firmemente establecido en la Tierra. Hoy, en el período intermedio de la guerra, la preparación para la reconstrucción puede ir adelante simultáneamente con el esfuerzo para derrotar a las potencias totalitarias.

A los hombres y mujeres de buena voluntad no se les debe impulsar a la actividad, pidiéndoles mayores sacrificios. La guerra ya les ha exigido demasiado. Debe llegarse a ellos con alegría mediante la actividad de buena voluntad. Que la belleza de lo que puede ser la gloria de la visión y la reconstrucción espiritual, científica y física de la humanidad, se mantenga ante ellos, inspirándolos para un renovado esfuerzo.

Por el trabajo que realizaron anteriormente en todo el mundo los hombres de visión y de buena voluntad, muchos miles de personas en Europa, América y otras partes, esperan hoy ser guiadas para iniciar la correcta actividad. En todos los países los hombres y mujeres de buena voluntad están dispuestos a responder al claro llamado y a una organización inteligente para prestar servicio en la reconstrucción. Descúbranlos.

El mensaje a divulgarse antes de cualquier paz futura, consiste en tres claras y prácticas verdades:

1. Que los errores y desatinos de los siglos, que culminaron con la actual guerra mundial, son los errores y desatinos de toda la humanidad. Reconocer esto conducirá a establecer el principio de compartir tan necesario en el mundo actual.
2. Que no hay problemas ni condiciones que no puedan ser resueltos por la voluntad al bien. La buena voluntad nutre el espíritu de comprensión y fomenta la manifestación del principio de cooperación. Este espíritu es el secreto de todas las correctas relaciones humanas y el enemigo de la rivalidad.
3. Que hay una relación sanguínea entre los hombres y, cuando es reconocida, derriba todas las barreras y pone fin al espíritu de separatividad y odio. Por lo tanto, la paz y la felicidad de cada uno es la preocupación de todos. Esto desarrolla el principio de responsabilidad y sienta las bases para la recta acción cooperativa.

Éstas son las creencias básicas de los hombres y mujeres de buena voluntad y proveen el incentivo para todo servicio y acción. Estas tres verdades prácticas y científicas contienen los tres hechos básicos y la aceptación inicial de todos los servidores mundiales. No son contrarias a ninguna posición mundial ni subversiva para ningún gobierno ni actitud religiosa, y permanecen innatas en la conciencia de todos los hombres, evocando respuesta inmediata. Su aceptación curará las heridas internacionales.

Acudo a todos los hombres y mujeres de buena voluntad del mundo para que estudien los principios del nuevo orden mundial. Recurro a los que luchan por la justicia y los derechos de las pequeñas naciones y por el futuro de los niños de todas las naciones, para que comiencen a enseñar a aquellos con quienes pueden entrar en contacto, las correctas actitudes y esa visión previsora que impedirá en el futuro los errores del pasado.

Existe un atributo divino básico que aún no es muy fuerte en la humanidad, y es el olvido. Se lo asocia todavía a la magnanimidad. No se lo considera esencialmente una condición de la futura relación entre todas las naciones, basada en el reconocimiento de nuestra humanidad común. Alemania, bajo sus gobernantes malignos y desviados, necesita olvidar. Todas las grandes Potencias han pecado también en algún grado y todas se equivocaron seriamente en el pasado. Alemania ha precipitado el mal que ha afligido al mundo, pero ella contiene en sí misma la simiente de su propio castigo, simiente que no fructificará si se le aplica un excesivo castigo desde el exterior.

El mundo se salvará cuando cese el fuego de los cañones, porque:

1. Se reconocerá que todos son responsables de las pasadas condiciones del mundo. Deberá enfrentarse la verdad de que "todos han pecado".
2. Se aceptará que si el pueblo alemán se sometió mansamente al gobierno de Hitler, también fue básicamente víctima de un engaño organizado. Desde 1914 sólo se le ha dicho mentiras. El futuro nuevo orden mundial inaugurará una era de verídica propaganda e información nacional e internacional.
3. Se comprobará que el pasado ha desaparecido con todos sus males y que hay por delante un futuro de posibilidades ilimitadas para el bien y los cambios constructivos. El futuro debe ser desarrollado por todas las naciones en la más estrecha colaboración.

Estos tres puntos deben ser constantemente presentados al público en el lenguaje más simple, porque el problema más difícil lo constituirá la masa inerte del pueblo irreflexivo. Se debe apelar a lo mejor que hay en ella, porque la tarea inmediata consiste en desarrollar esas actitudes correctas sin las cuales la paz no puede ser duradera ni la justicia posible. La paz no debe ser impuesta por quienes odian la guerra. Debe ser resultado y expresión natural del espíritu humano y la decisión de que la actitud del mundo se transforme en rectas relaciones humanas.

Éste no es un sueño idealista imposible, sino una posibilidad inmediata, dado el olvido de agravios y el espíritu de buena voluntad. Será necesaria paciencia, debido a la tensión nerviosa de la guerra, al dolor, la ansiedad, el temor y la desnutrición. Los seres humanos serán iguales a como eran antes de la guerra, excepto el agotamiento y la disposición de la mayoría de aceptar cualquier arreglo que les permita volver a vivir con tranquilidad, libres del temor a las bombas, al hambre y la ruina. Será necesaria una acción lenta, dejando que el tiempo lleve a cabo los procesos de curación y los reajustes, antes de que se establezcan los arreglos finales de la paz por el consejo de naciones. Las naciones tendrán que cambiar, del estado en pie de guerra a una actividad de paz establecida, y de las tensiones organizadas de la guerra al comparativo relajamiento de la paz.

 

El desarme debe realizarse como un movimiento inicial, pero de tal manera que el problema de la desocupación no se agrave indebidamente. Forjar "arados con los cañones" debe llevarse a cabo racionalmente, y sólo una amplia planificación internacional puede hacerse cargo de este estupendo proceso. Será muy difícil establecer las fronteras nacionales y las esferas de influencia, y sólo podrá determinarse satisfactoriamente si la buena voluntad está activamente presente y es conscientemente empleada y si se consultan con espíritu no partidista los deseos de los pueblos involucrados. El énfasis puesto sobre las fronteras históricas pasadas, como factor determinante, es siempre peligroso. Aquí se necesitará una sabia y lenta acción, así como la consideración apropiada de los deseos de los pueblos. No es el restablecimiento de las antiguas fronteras lo deseable, sino el restablecimiento de las esferas de influencia nacionales y raciales, de acuerdo a la actual situación.

No es la imposición sobre el mundo, de cualquier ideología particular o su remoción, lo de importancia, sino el establecimiento de esas condiciones mundiales que proporcionan a todas las naciones el alimento adecuado, las necesidades de la vida y la oportunidad de expresarse y de hacer su única contribución al bienestar de toda la familia de naciones.

Los detalles prácticos deberán ser desarrollados por todos los pueblos en la más estrecha colaboración. Hombres de visión y no sólo políticos; servidores del mundo y no únicamente líderes militares; personas humanitarias y no sólo gobernantes de naciones, deben determinar esos tremendos acontecimientos. Mientras lo hacen, deberán contar con el apoyo de los hombres y mujeres de buena voluntad de todos los países. Resumiendo:

El intervalo entre el momento actual y el ajuste final se divide en dos períodos principales, y se puede definir con toda claridad el trabajo práctico en cada uno de ellos:

1. El intervalo entre el momento actual hasta la cesación de la guerra, debe emplearse para:

a. Educar y estabilizar a todos los hombres y mujeres de buena voluntad.
b. Descubrir a los trabajadores, a las personas humanitarias y a esos hombres y mujeres de comprensión y visión, que respondan a los principios aquí expuestos.
c. Preparar a estos hombres y mujeres para trabajar al unísono por la justicia y las rectas relaciones humanas en todos los países, después de cesar la guerra.

2. El intervalo entre el final de la lucha física y los arreglos para la paz final. Es de esperar -en aras de la justicia- que este intervalo abarque varios años de rehabilitación y educación. Durante estos intervalos entre el viejo y el nuevo orden mundial, los hombres y mujeres de buena voluntad pueden ayudar activamente a los estadistas de todas las naciones, cooperando inteligentemente en la centralización planificada de la opinión pública iluminada, y la definición y la enseñanza del verdadero significado de las rectas relaciones humanas.

Ahora nos concierne el primer intervalo.

Es de desear que se pongan inmediatamente en contacto con esas personas cuyos nombres ya conocen y que inicien el trabajo y a su vez, descubran más personas y las guíen en los procesos de reconstrucción. Que reúnan estos nombres y direcciones en una lista central y local, y la conserven en Nueva York y en Londres, porque la tarea de los pueblos de habla inglesa es reconstruir el mundo con la ayuda de las demás naciones. Por lo tanto, debe haber cierta medida de centralización del trabajo para llegar de alguna forma a esta gente, e impulsar a la actividad cooperadora.

Con buena voluntad hacia todos, con una firme creencia en las posibilidades divinas de los seres humanos y en la futura resurrección de la humanidad, con un excelso reconocimiento de Dios, con un reconocimiento de los valores fundamentales de la enseñanza de Cristo y con una gozosa determinación de llevar adelante el trabajo de reconstrucción, exhorto a todos los que responden a esta visión para que se pongan a trabajar inmediatamente.

No los exhorto a prestar una lealtad organizada, sino solamente a que amen a sus semejantes, ya sean alemanes, americanos, judíos, británicos, franceses, negros o asiáticos. Los llamo a que abandonen sus sueños de vaga belleza, sus utopías imposibles y sus ansiosos deseos y enfrenten la vida tal tomo es hoy y, luego, empiecen por mejorar la vida en el lugar donde se encuentren. Los insto a que experimenten las rectas relaciones humanas, comenzando con sus propias relaciones personales, con su familia y sus amigos, y luego se dediquen a la tarea de educar a aquellos con quienes entran en contacto, para que ellos también inicien un trabajo similar.

 

Es el trabajo de obtener rectas relaciones individuales, rectas relaciones grupales, correctas relaciones intergrupales, rectas relaciones nacionales y rectas relaciones internacionales. Los llamo a la comprensión, de que en este trabajo nadie es fútil o inútil, todos tienen su tarea de valor práctico. Los exhorto a que reconozcan que la buena voluntad es una energía dinámica que puede traer cambios mundiales fundamentales y se expresará por la actividad del hombre y de la mujer individualmente y mediante su esfuerzo masivo. El poder masivo de la buena voluntad, el efecto dinámico de la comprensión inteligente y activa y la potencia de una opinión pública entrenada y viviente, que desea el mayor bien para el mayor número, están más allá de toda creencia. Este poder dinámico nunca ha sido empleado. Hoy puede salvar al mundo.

 

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LA CRISIS MUNDIAL DESDE EL PUNTO DE VISTA JERÁRQUICO
Abril Mayo de 1940

Cuando reciban esta comunicación estará cercano otro Festival de Wesak. Su urgencia, inminencia y finalidad, me obligan a tratar de despertar nuevamente en quienes la reciban el interés por la actual oportunidad y al apremio espiritual de este elevado momento en los asuntos humanos. Los tres períodos de las Lunas llenas de abril, mayo y junio (Aries, Tauro y Géminis), son muy significativos y determinantes, y mucho dependerá de lo que suceda durante las próximas semanas, mientras el sol sigue desplazándose hacia el norte.

Con este comunicado intento hacer dos cosas: primero, darles una mejor idea de cómo considera la crisis mundial actual la Jerarquía espiritual de nuestro planeta, y, segundo, indicarles ciertas eventualidades principales que dependen de tres cosas:

1. La posible intervención divina que podrá obtenerse por la aspiración de todas las personas de correcta mentalidad, además del empleo inteligente y constante de la Gran Invocación, empleada ahora por decenas de miles de aspirantes mundiales en todos los países.
2. La aparición de ciertas claras líneas de demarcación entre las actividades de las Fuerzas de la Luz y las fuerzas de la agresión materialista.
3. La función que debe desempeñar el claro pensar; la palabra versada y la habilidad en la acción, en los discípulos del mundo y los hombres y mujeres de buena voluntad de todas partes.

Trataré de expresarme con brevedad y claridad razonables, y lo haré completamente libre de lo que ustedes denominan prejuicio. Hablo en términos de humanidad -sin distinción de raza, color o nación-, no tengo ningún punto de vista político particular porque sé que todas las teorías potenciales, las ideologías y los gobiernos, son estados y condiciones temporales que controlan a distintos grupos de seres humanos en su trayectoria desde el estado humano al divino. Este punto de vista es pasado por alto por muchos de los que -temporales y a menudo fanáticamente- se hallan en estos efímeros estados mentales y actitudes humanas pasajeras.

 

No tengo preferencia religiosa determinada; sé que todos los caminos conducen a Dios y que el sentido dominante de la divinidad es tan inherente al corazón humano que en ningún momento nada puede aniquilarlo, pues la vida, la experiencia, la prueba, el dolor y la orientación humana instintiva, conducen finalmente a todos los hombres al retorno de la luz de Dios. Por lo tanto, amo y ciertamente puedo amar a todo el género humano, sin tener en cuenta la nacionalidad y las ideas actuales, como lo hacen todos aquellos con quienes estoy asociado.

 

Mirando el cambiante cuadro del tiempo con una visión que llega al futuro e incluye el pasado (porque es la prerrogativa de todos los discípulos entrenados del mundo), sé que los acontecimientos actuales desempeñarán su parte oportuna, cederán su lugar a otros, a su debido tiempo, y -cuando se completen los procesos inmediatos de reajuste en los valores humanos, los objetivos espirituales y las maquinaciones políticas, las orientaciones religiosas y las síntesis territoriales- el mundo se dedicará nuevamente a los procesos de la vida diaria. La oportunidad y la situación inmediata en que nos encontramos habrán demostrado ser dinámicamente útiles o (tal es la penosa posibilidad) negativamente inútiles.

 

Se habrá inaugurado un nuevo ciclo de civilización, cultura y crecimiento, matizado por los antiguos deseos egoístas y la adquisición agresiva, o por la coloración más nueva y bella de las relaciones internacionales felices y satisfactorias, del entendimiento religioso y de la cooperación económica, tan necesaria y demandada. Tal posibilidad dual nos enfrenta hoy. Una, nueva, correcta y espiritualmente orientada; otra, antigua, mala e indeseable. Aún queda por definirse si el hombre avanzará hacia un modo de vida mejor o le permitirá perpetuar los antiguos métodos y predominar los egoístas intereses personales, nacionales y raciales.

Sin embargo, dos cosas se evidencian al considerar la actual situación mundial; primero, que las líneas de demarcación entre los dos modos de vivir y las dos actitudes objetivas, están más claramente definidas que en cualquier otro momento de la historia de la humanidad; segundo, que el confuso pensamiento de las vastas masas de personas bien intencionadas (muchas de ellas no inmediatamente implicadas en el conflicto mundial), es mayormente responsable de la lentitud de la crisis final y la postergación de la decisión venidera.

Durante décadas, nosotros, los instructores de la raza de los hombres, hemos observado que ciertas grandes tendencias mundiales o planetarias toman forma, asumen delineamientos definidos y pronunciados y se convierten en potencias condicionantes. Estas formación y definición fueron esenciales si la cuestión tenía que ser presentada con claridad a la humanidad, permitiendo así a los hijos de los hombres hacer una elección básica y poner en sus manos ciertas determinaciones que, de ser correctamente dirigidas, podrían forjar para ellos un nuevo y mejor futuro. Tal presentación no fue posible antes, porque nunca el género humano alcanzó la etapa en que pudo captar la situación inteligentemente, y estuvo tan estrecha y rápidamente interrelacionado por la radio, el teléfono, la prensa y el telégrafo. Las elecciones necesarias pueden hacerse hoy en mutua colaboración, averiguación y con los ojos abiertos. Las personas reflexivas de cada país tienen claramente ante sí la elección, y de su decisión depende la suerte de las masas menos inteligentes. De ahí la responsabilidad actual de los líderes nacionales, de los representantes del pueblo en los gobiernos, de las iglesias y de los intelectuales de todos los países, sin excepción alguna. No debería esquivarse ni eludirse la responsabilidad, lo cual sucede muy a menudo.

En comunicaciones pasadas hablé con frecuencia de las Fuerzas de la Luz y de las Fuerzas del Materialismo, significando con estos términos las prevalecientes tendencias hacia la hermandad, las rectas relaciones humanas y el propósito altruista, y aquellas que invierten estas tendencias superiores e introducen en los asuntos humanos la adquisición egoísta, el énfasis sobre los intereses materiales, la agresión y la crueldad brutales. Las dos posiciones son claras para el observador libre de prejuicios.

A estos dos grupos agregaría un tercero, el cual está tomando forma muy definida en el mundo actual, compuesto por aquellos que no ejercen toda su influencia y actividad sobre ninguna de las partes; teóricamente pueden abogar por el método superior; pero no hacen prácticamente nada para acrecentar sus intereses. Este tercer grupo está formado internamente por dos grupos: primero, esas personas que son potencialmente débiles y, por lo tanto, están abrumadas por el temor y el terror, sintiendo que de ninguna manera pueden ir contra la fuerza de la agresión; y segundo, un grupo intrínsecamente poderoso que, mediante intereses materiales egoístas, además de un sentimiento de superioridad separatista, y que por estar lejos del lugar de las dificultades y de la dominación de los falsos valores, se desentiende de la situación, esquivando su evidente responsabilidad como miembros de la familia humana. Este último grupo incluye, entre otros, a cierto número de democracias y repúblicas poderosas. A un grupo lo rigen las reacciones del temor, el terror y el sentimiento de inerme futilidad, y ¿quién puede criticarlo? El otro está controlado por el egoísmo y la separatividad.

Por lo tanto, tenemos en el mundo en este momento tres grupos de personas que personifican a los tres puntos de vista principales de toda la humanidad, más las masas irreflexivas dominadas por la propaganda, controladas por su gobierno, siendo presas de quienes más gritan. Sería de valor que tuvieran esta clara imagen en sus mentes y volveré a definirla.

1.Las antiguas y atrincheradas fuerzas de la agresión, de la adquisición material y del egoísmo puro, actuando con una pronunciada crueldad que se exterioriza y se posesiona de cuanto desea, sin respetar ningún derecho, posesión histórica y legal ni voluntad alguna.


2.Las fuerzas del propósito espiritual, incluidas en la voluntad de proteger los derechos de los demás, conjuntamente con los derechos individuales, para poner fin a la agresión y su consiguiente temor y para arrojar el peso de su combinada influencia a favor de los valores más espirituales, de la libertad humana, del derecho a pensar y de la bondad. Empleo la palabra bondad intencionadamente, porque encierra la idea de parentesco, ¡hermandad y rectas relaciones humanas! La buena voluntad mundial en expresión, así como la voluntad al bien, es la base de cualquier paz posible -la buena voluntad que negaría cualquier paz prematura en este momento, porque esto último daría tiempo a las Fuerzas del Materialismo para consolidar sus ganancias y preparar el camino para otra agresión. La bondad, la voluntad al bien y la paz, deberían ser la expresión práctica y la intención formulada de quienes están condicionados por las Fuerzas de la Luz.


3.La fuerza de la negatividad masiva, expresada hoy por los pueblos dominados dentro de los baluartes de la agresión, y por las personas neutrales de todas partes. Todas están matizadas por el temor racial, el instinto de autoconservación y el interés egoísta y miope.

El problema es excesivamente difícil, porque si bien las líneas de demarcación se van definiendo constantemente, no obstante los exponentes de estos tres grupos residen en todos los países y pueblos -en cada iglesia y en cada hogar. Ninguna nación o grupo está exento de esta triplicidad. Está arraigada en las actitudes humanas, y por eso este conflicto es estrictamente humano y no una guerra europea. Toda nación tiene sus personas egoístas y agresivas que creen que la fuerza es razonable y que los hombres deben ser gobernados por la ley de la selva, posesionándose de lo que quieren sin importarles lo que cuesta a los demás.

 

En cada nación dentro de sus fronteras hay quienes tienen una visión de las rectas relaciones humanas, tratan de vivir de acuerdo a la ley de la hermandad, responden a la influencia de las Fuerzas de la Luz y de la Jerarquía espiritual y desean que la paz, la bondad y la buena voluntad rijan los asuntos del mundo y controlen la política de los gobiernos. Cualquier nación tiene dentro de sí misma esas personas neutrales que no pueden pensar con claridad y tratan de culpar a otros, excepto a ellas mismas, que teorizan y especulan, aconsejan y asignan la responsabilidad, pero se abstienen de participar activamente en el proceso de reajuste, por razones de orgullo o falta de disposición para pagar el precio. Algunos de ellos son parte de un grupo de objetores conscientes, que eventualmente se beneficiarán con el triunfo de las Fuerzas de la Luz, pero que se niegan a participar en la lucha, reservándose para los futuros arreglos de paz, anhelando el fin del conflicto, pero sin hacer nada para que se realice. Muchos son totalmente sinceros, pero sus ideas deben ser reajustadas.

Si quieren captar correctamente la realidad de los enunciados anteriormente expuestos, deben tomar parte en la clarificación mental que está teniendo lugar en el mundo. Estos tres grupos actúan ahora y están en conflicto. El grupo neutral obstaculiza definidamente el trabajo de las Fuerzas de la Luz. Estas tres actitudes mundiales existen en toda nación y también en la conciencia de cada individuo. La comprensión de esto les permitirá captar y asumir mejor la responsabilidad individual. Comprenderán la necesidad de asegurarse por sí mismos el lugar que ocupan, y no se dejarán condicionar por los puntos de vista de otras personas y la propaganda mundial; deberán saber cuál es la situación de su nación y a favor de quién están y dónde se encuentran ustedes como almas.

 

Entonces -si son sinceros y piensan con claridad- podrán trabajar para ese grupo que para ustedes personifica la actividad y las metas más elevadas posibles, y abandonarán esa actitud de inútil negatividad, de satisfecha neutralidad y desconcertante confusión que quizás los caracterice. Así saldrán del espejismo, producido por la propaganda, y de la ilusión mundial, y penetrarán en la clara luz de su propia alma, cuya naturaleza esencial es amor y altruismo y su mayor aspiración es traer paz y buena voluntad entre los hombres y ver la culminación de la misión de Cristo.

Esto conducirá oportunamente a la desaparición de la así llamada neutralidad en la Tierra -neutralidad en la acción, pues no existe neutralidad en la mente.

Una de las cosas que los guías espirituales de la humanidad trataron de hacer; es llevar con toda claridad a la atención de los hombres, la dualidad básica que existe en el mundo actualmente -la dualidad de la vida egoísta material y la de los objetivos espirituales altruistas, lo cual está hoy muy definido. Tienen por delante la segunda etapa que deben desempeñar; y consiste en estimular la visión de los hombres de todas partes de tal manera que -empezando por los intelectuales-pueden, conscientemente, ponerse a favor de una u otra de las dos banderas y saber así lo que están haciendo y por qué lo hacen. Los neutrales vacilan entre ambas, y hasta la fecha nada han hecho.

A este respecto, quisiera considerar un problema que ha perturbado parcialmente a quienes no poseen una mentalidad muy clara, a los cuales he enseñado durante algún tiempo. Durante años he tratado de formar en el mundo un grupo de hombres y mujeres que constituyeran valores espirituales, amaran a toda la humanidad, fomentaran el espíritu de buena voluntad y, dentro de sus posibilidades, representaran a la Jerarquía de la Luz para la humanidad, como tratan de hacerlo el Cristo y Sus discípulos. A algunos les parece que esto significa que no deben rebelarse contra el mal, la crítica y el partidismo que existe entre ustedes. Aparentemente no pueden amar con firmeza al que ofende, ni hacer que desaparezca del mundo la ofensa. Esto podría aclarárseles si se responden a ustedes mismos a una o dos preguntas:

  • ¿Creen que la Jerarquía de la Luz, bajo la guía del Cristo, está a favor de la crueldad, la agresión y la masacre de los indefensos?

  • ¿Creen que el mundo puede ser salvado negándose a pensar y esquivando la responsabilidad individual e ignorando la prevaleciente situación?

  • ¿Creen que no hay primicias ni principios que merecen luchar y morir por ellos, si es necesario?

  • ¿Están a favor de la Luz o de las Fuerzas del Materialismo?

  • ¿Qué hacen para ayudar a quienes piden su adhesión, lealtad o idealismo?

  • ¿Están regidos por un sentimiento de futilidad individual, esa arma que las Fuerzas del Materialismo emplean ahora tan poderosamente para aturdir a los posibles opositores y dejarlos inermes?

Un claro análisis investigador de los objetivos espirituales de la humanidad les permitirá responder a estas preguntas. Si no necesitan responderlas, porque adoptan en su mente una posición clara, su estudio les permitirá servir a su época y generación con mayor capacidad, y presentar la situación con más claridad a los desconcertados.

El horror a la guerra y anhelo de paz no excusa un pensar negligente; tampoco proporciona una coartada o la oportunidad de rehuir la responsabilidad individual o nacional. El conflicto está en marcha. Es de antiguo linaje. La cuestión está claramente dirimida entre el bien y el mal, la bondad y la crueldad, la libertad y la agresión. Rehuir la responsabilidad, debido a los errores nacionales cometidos en el pasado y los pecados y fracasos históricos, es una excusa injustificable; evadir la debida participación en la lucha, porque todas las naciones tienen ciertos objetivos materialistas, es erróneo; una nación es la suma total de su pueblo. Tampoco es una excusa decir que no pueden pensar por sentirse todos cansados, lo cual es indigno en cualquier discípulo o aspirante del mundo.

La Jerarquía de la Luz trata de despertar a los hombres para que comprendan el dualismo básico que subyace en este conflicto, y la significación esencial de los asuntos que enfrentan a la humanidad. De ahí el énfasis que pongo sobre la necesidad de encarar el problema, de pensar clara e inteligentemente sobre lo que ocurre a nuestro alrededor y de emprender la acción correcta y cooperadora. El problema mundial se aclarará y el fin del conflicto se alcanzará con mayor rapidez cuando haya sólo dos partidos, no tres. Es necesario reconocer este dualismo subyacente, antes de trasladar la conciencia de la humanidad de su principal preocupación -deseo adquisitivo materialista, agresivamente satisfecho- a la conciencia del alma, con sus correlaciones, interés grupal, satisfacciones de la necesidad grupal y la actuación de una colaboración grupal constante, a escala mundial. Esto atañe a los individuos, naciones y razas; cuando, como individuos, resuelvan los problemas de su vida diaria, ayudarán a solucionar el problema mundial.

Ésta es la situación tal como la Jerarquía la ve hoy, y con la cual desafía a todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Les pido que participen de alguna manera en el conflicto y les recuerdo el significado oculto de las palabras de Cristo, a menudo mal interpretadas: "Aquel que no está conmigo, está contra mí".

Finalizando estas observaciones sobre el claro pensar, agregaría dos más. Gran confusión emana del idealismo básico subyacente en las actividades de muchas personas, en numerosos países. Tal es la importancia del nuevo ideal, respecto al bien del estado como un todo, en contraposición al bien del individuo y de la humanidad. El estado se convierte casi en una entidad divina en la conciencia del idealista. Esto es necesariamente parte del plan evolutivo, pero hasta donde constituye un problema, es demasiado grande para ser resuelto por el individuo, solo y sin ayuda. Sin embargo, puedo asegurarles una verdad fundamental.

 

Cuando los hombres de todas partes -dentro de las fronteras de su estado particular y mientras defienden su autoridad y civilización- comiencen a pensar en términos del género humano, la opinión pública será tan poderosa y tan justa en su inclusividad, que la política del estado deberá inevitablemente adaptarse al principal ideal y ya no será posible que un determinado estado sacrifique al individuo y a gran parte de la humanidad. Se concederá a la parte su debida relación con el todo mayor. El despertar de la opinión pública a los derechos del mundo, a los intereses humanos incluyentes y a la colaboración internacional, es la verdadera meta del actual esfuerzo espiritual. Oportunamente se comprenderá que la responsabilidad de lo que los gobiernos hacen, descansa sobre los hombros de los ciudadanos individuales que ponen a los gobiernos en su posición de poder. Todo ciudadano de cualquier nación no está ni debe estar exento de tal responsabilidad y, afortunadamente, el correcto pensar nacional va despertando en ese sentido.

El segundo punto que agregaré, brevemente, es que con la precipitación de la presente situación mundial, los ciudadanos de todas las naciones se encuentran involucrados en una situación de la cual no hay escapatoria posible, excepto por medio de la correcta acción y la amplia visión de su parte; ellos deben adaptar sus vidas temporalmente a esta situación mundial y moldear sus actividades de acuerdo a las necesidades de su propia nación particular. Para quienes son arrastrados al conflicto mundial bajo una de las banderas nítidamente definidas, su acción inmediata es clara -participación en la emergencia nacional.

 

Sin embargo, esto es totalmente compatible con un proceso subjetivo de recto y claro pensar que debe correr paralelo a la actividad externa exigida y sentará las bases para una acción acrecentadamente correcta, a medida que transcurre el tiempo, lo cual involucrará la recta acción de parte de los que luchan por las Fuerzas de la Luz y conducirá a una eventual paz correcta y justa; esto implicará también la recta acción de parte de quienes han sido impelidos por las Fuerzas del Materialismo a la actividad desconcertada, que conduce finalmente a una rebelión contra lo erróneo y maligno -porque los corazones de los hombres y los veneros de la vida divina no deben ser permanentemente dirigidos hacia erróneos canales de actividad. La responsabilidad de los movimientos mundiales inmediatos y las actuales empresas nacionales gigantescas se hallan hoy fuera de las manos y del control de los individuos; sin embargo, continúa en sus manos la responsabilidad del futuro. No obstante, al asumir la correcta responsabilidad debe preceder un intervalo de claro pensar; además de una correcta acción como ciudadano.

El problema de los que viven en países neutrales es diferente, y anteriormente indiqué las líneas sobre las cuales debe ser resuelto.

En lo que respecta a los discípulos y aspirantes del mundo (entre los que se encuentran ustedes), el problema puede considerarse en líneas aún más amplias y comprensivas. Las circunstancias y el karma y la libre decisión de sus almas, los obligan a trabajar bajo una de las dos banderas o en alguno de los países neutrales y negativos. Su problema, en los tres casos, es ver con claridad el enfoque espiritual de esta crisis mundial, arrojar el peso de cualquier influencia que ustedes puedan ejercer: objetiva o subjetiva, espiritual, emocional o mental -de parte de las Fuerzas de la Luz. Al hacerlo deben mantener una actitud comprensiva y un invariable amor (no sentimiento o reacción emocional) hacia los hombres y mujeres de todas partes, sin excepción o reserva en sus conciencias.

 

A veces se deben emprender acciones que hieren o dañan el aspecto forma de la vida, es decir, las formas físicas, lo cual es compatible con la manifestación constante del amor del alma -algo que le es difícil al discípulo aprender y dominar, pero, no obstante, es un principio que rige la evolución. Se espera que esta crisis y la presente guerra mundial harán comprender a los hombres que el aspecto forma de la manifestación, con su egoísmo agresivo, su cruel énfasis y sus tendencias separatistas, encierran en sí, inevitablemente, las simientes de su propia eliminación eventual y los inevitables resultados de dolor, sufrimiento, guerra, enfermedad y muerte. Por lo tanto, esta situación fue creada por el hombre mismo, siendo resultado de su naturaleza material y de la falta de control del alma. Pero el alma es eterna; su naturaleza es amor incluyente; la meta de la actual crisis consiste en trasladar el foco de la percepción humana desde el aspecto formal y material de la vida, a la conciencia del alma, haciéndolo sin tener en cuenta el precio que deberán pagar las formas obstaculizadoras. Las Fuerzas del Materialismo luchan hoy contra este cambio de énfasis.

Por esta razón, la humanidad será arrastrada hacia el vórtice del conflicto y el resultado depende del claro pensar, la sabia palabra y la intención altruista de los discípulos mundiales que trabajan en colaboración con todas las fuerzas del bien en el mundo actual, cumpliendo con su deber como ciudadanos de su propio país, pero cultivando incesantemente y sin pausa una conciencia mundial.

Me extenderé algo más sobre la posibilidad de la intervención divina.

Dentro del aura de nuestro planeta se ciernen hoy ciertas grandes Fuerzas y Entidades espirituales que esperan la oportunidad de participar activamente en el trabajo de redención, reajuste y reconstrucción del mundo, cuya Presencia es sentida a veces por las personas de mente espiritual, y su realidad es reconocida por los místicos y esotéricos que actúan en todos los países. Los hombres y mujeres expresan este reconocimiento de acuerdo a la tendencia de su entrenamiento religioso y psicológico, y su inclinación mental o emocional particular.

 

El advenimiento de Cristo, o Su "segunda venida", es anticipada ansiosamente por muchos cristianos ortodoxos que consideran a esta guerra mundial como indicadora del fin del mundo y que es preparatoria para la reaparición de Cristo, a fin de traer paz en la Tierra. Otros, de mente más orientalista, esperan la aparición de un Avatar, que trasmitirá el necesario mensaje de Dios o un nuevo tipo de energía. La profecía y la astrología indican un Ser Que Viene, y sus innúmeras y diferentes opiniones parecen converger sobre Él; los esoteristas invocan en todas partes a las Fuerzas de la Luz y claman por la aparición de esa Potestad extraplanetaria que llaman el "Espíritu de la Paz", Sin embargo, quienes no tienen ninguna inclinación religiosa o metafísica, reconocen que siempre y en toda necesidad se evoca a algún liberador, hombre o grupo de hombres, capaces de cambiar los asuntos mundiales e inaugurar -por la tensión y la tirantez de la época- el necesario, nuevo y fresco ciclo de civilización y cultura.

 

Muchos se abstienen hoy de especificar los requisitos actuales de este Ser Que Viene, debido a la magnitud y la naturaleza planetaria de Su tarea, pero esperan en secreto y oran por Su aparición. Otros consideran tal idea y esperanza simplemente como una realización psicológica y la personificación de la vida de deseo de las personas actualmente de toda la humanidad, por primera vez en la historia racial. Esas personas tienden a creer que tal personificación no tiene verdadera sustancia o un lugar en la vida de la humanidad, pero quisieran que así fuera.

 

Olvidan que cuando los pueblos del mundo han construido una forma mental suficientemente fuerte durante un extenso período de tiempo, es posible otra y culminante etapa. La forma puede ser tan magnética que atraiga una Energía que la anime y le proporcione un poder activo; entonces, puede convertirse en un eslabón vital entre el mundo subjetivo de energía y el mundo objetivo de fuerzas, constituyendo un factor de poder; de actividad impulsora y guiadora que, por lo tanto, será la expresión de una Vida. Ésta forma mental debidamente reanimada se convierte en factor mediador, construido por la humanidad, pero animada por la voluntad al bien de alguna gran Entidad espiritual. También es verdad que se pueden construir y se construyen formas mentales que personifican vidas malignas, pero de ellas no nos ocuparemos ahora.

Llegamos al punto significativo de lo que debo decir al respecto.

Una grande y vital forma mental está en proceso de ser construida sobre nuestro planeta y dentro de nuestra aura planetaria. Está siendo construida por el poder del sonido, la atracción magnética de la invocación, que conduce a una eventual evocación, y la fuerza de la sustancia deseo, animada por el poder del pensamiento. Está siendo construida por el esfuerzo conjunto de la Jerarquía, de los discípulos y aspirantes del mundo, de los hombres y mujeres de buena voluntad de todas las naciones y también por los incipientes anhelos de los hombres de todas partes, de todas las creencias religiosas, puntos de vista políticos y de adhesión grupal.

 

Está sólidamente arraigada en el plano físico; es de vastas proporciones en el plano astral o emocional, pero carece de vitalidad y poder en el plano mental. Aquí, dentro del reino de la sustancia mental, se evidencia la debilidad de la estructura de esta forma mental. Ya es muy poderosa espiritualmente debido al trabajo científico de la Jerarquía oculta y Sus auxiliares entrenados. Esta vida espiritual relaciona la forma mental con las expectantes Fuerzas extraplanetarias y pueden hacer posible y efectivo Su trabajo. Física y emocionalmente es poderosa debido al trabajo de quienes aman a la humanidad, a los esfuerzos bien intencionados de las personas emocionalmente orientadas y a los angustiosos anhelos de las masas que odian la guerra, desean la tranquilidad y piden paz y buenas condiciones de vida.

Sin embargo, existe una brecha o hiato en el plano mental, pues las mentes de los hombres no funcionan correctamente. Los discípulos y aspirantes del mundo no piensan con claridad ni trabajan en unidad. Evaden los problemas o piensan en forma separativa, nacional o fanática; tampoco están convencidos del poder de la invocación o de la plegaria; no llegan a comprender que es posible trabajar arduamente para establecer esas condiciones que conducirán a la paz y, sin embargo, luchan simultáneamente de manera que esas condiciones estén disponibles; no aman sin excepción a todos los hombres, debido a su anhelo por ver el triunfo de su propia convicción; trabajan dudando y esperando lo mejor; pero creen en lo peor; emplean el método de la plegaria y la invocación, porque tales métodos parecen haber tenido éxito en el pasado y porque se les ha dicho que "la fe mueve montañas", pero internamente se sienten totalmente desesperanzados y sin inspiración; no están seguros de lo que intrínsecamente es la fe; comprenden que un frente unido y un alegre espíritu de certeza son acervos psicológicos cuyo poder es casi invencible, pero se creen incapaces de despertar el menor entusiasmo en sí mismos.

Esta actitud negativa y tibia, esta incertidumbre mental y este fracaso en vincular los mundos espiritual y material en una relación positiva, es lo que detiene a las Fuerzas de la Luz y a la presencia real del Espíritu de la Paz e impide la posible intervención divina. Tal es la prueba del trabajo grupal. La fe de muchos individuos es real y profunda, pero están solos; el conocimiento que unos pocos tienen de la naturaleza de las expectantes Fuerzas de intervención está siendo anulado por la falta de fe de los discípulos y aspirantes mundiales, abatidos por el karma mundial, su propia fatiga física y su horror a la situación actual, además de las dificultades de las circunstancias individuales.

El problema puede ser expuesto muy simplemente. O la Jerarquía espiritual existe, con todas sus potestades de amor, sabiduría y habilidad en la acción, o durante edades la humanidad ha sufrido alucinaciones, o el Cristo y Su grupo de Maestros, iniciados y discípulos, son realidades en los procesos naturales de la evolución, históricamente probados y conocidos por Su actividad espiritual a través de las edades, o los hombres fueron víctimas de un fraude gigantesco durante esas edades, ¿de qué y de dónde surgió ese fraude? O la consistencia de la evolucionante presentación del esfuerzo espiritual de la Jerarquía testimonia una gran realidad, o el género humano ha desarrollado una mentalidad que es un instrumento para la elaboración de realidades inexistentes, y esto en sí es tan paradójico como para dar un mentís a lo insinuado. O los mundos espirituales y los tres mundos de la actividad humana pueden ser relacionados, o no son nada las antiguas creencias, la historia antigua de la divinidad que se manifiesta y la periodicidad con que constantemente ocurre la intervención divina.

Aquí los enfrento con estas alternativas y quisiera que consideren su posición en estos asuntos.

  • ¿Acaso la historia de la Pascua y del Cristo viviente no aportan verdad alguna, y no sería posible para ese Cristo Resucitado expresar Su poder en la Tierra mediante Sus instrumentos elegidos?

  • ¿No existe fundamento alguno para el mito del retorno anual del Buda, manteniendo abierta la puerta entre Shamballa y la Jerarquía, de modo que cuando sea necesaria la intervención pueda efectuarse a través de esa puerta abierta?

  • ¿Es sólo un sueño tonto y una fantasía que en el momento de la Luna llena de junio (Géminis), el Cristo, en estrecha colaboración con el Buda, vincula a la Jerarquía con la Humanidad?

  • ¿Les parece imposible que cuando la humanidad despierte a la realidad de esta mediación y pueda disponer de una línea directa de ascenso y descenso a través de las puertas abiertas por el Buda y el Cristo, surja, inminente y súbitamente, alguna maravillosa aparición?

  • ¿No seria posible que por medio de la elevación de la aspiración y el deseo espiritual del hombre y por el descenso de las Potestades expectantes, tengan lugar ciertos grandes cambios, para los cuales todo el pasado ha sido sólo preparatorio y por los que la era acuariana de hermandad y entendimiento pueda hacerse sentir en virtud de estas grandes Potestades?

Las dos Lunas llenas de mayo y junio (Tauro y Géminis) ofrecen una nueva oportunidad a fin de participar en la liberación de la Vida planetaria esclavizada por las Fuerzas del Materialismo. Si quieren desempeñar su parte en esta tarea de salvación, serán imprescindibles ciertas actitudes y actividades de las cuales quisiera ocuparme brevemente, dejándolos que inicien la acción correcta y apropiada y sigan, con los demás discípulos y aspirantes, las etapas indicadas:

1. Estudiar con cuidado y responder sinceramente a entera y propia satisfacción, las preguntas que ya les formulé. Cuando lo hayan hecho, sabrán dónde se encuentran personalmente.


2. Durante toda la semana previa a la Luna llena de mayo (Tauro) y la Luna llena de junio (Géminis), esforzarse para hacer lo siguiente:

a. Vincularse con los discípulos, aspirantes y hombres y mujeres de buena voluntad de todo el mundo y de todas las naciones, empleando la imaginación creadora.
b. Eliminar de la conciencia toda negatividad, visualizándose a sí mismos con toda claridad, alineados con las Fuerzas de la Luz, y no ser neutrales mentalmente. Procuren, cuando inician la correcta acción en el conflicto contra las fuerzas del materialismo, mantener un espíritu de amor para todos los individuos que fueron arrastrados al vórtice de su poder.
c. Cuando mediten e invoquen a las Fuerzas de la Luz, esfuércense por olvidar totalmente sus propias dificultades, tragedias y problemas personales. Los discípulos deben aprender a llevar a cabo su trabajo para la humanidad, no obstante las tensiones, tiranteces y limitaciones de la personalidad.
d. Prepararse para el trabajo de las dos Lunas llenas, manteniendo su objetivo con claridad en la mente y sometiéndose a una disciplina temporal y adecuada.

3. Durante los dos días previos a la Luna llena, en el día de la Luna llena misma y durante los dos días siguientes (cinco días), esforzarse al amanecer, al mediodía, a las cinco de la tarde y a la caída del sol, además del momento exacto de la Luna llena en su propio país, en pronunciar la Gran Invocación con la intención de invocar, precipitar e introducir a las Potestades expectantes en la manifestación externa. Háganlo en lo posible en alta voz y en formación grupal cuando sea factible. El poder enfocado del pensamiento no emocional, salvará la brecha hoy existente y vinculará más estrechamente los mundos de la actividad espiritual y de la demostración humana.


4. Repetir esta actividad durante tres días, cada mes, el día anterior a la Luna llena, el día de la Luna llena y el día siguiente. Como ejercicio preliminar para estos tres días, podrían prepararse tres días antes, acrecentando así la eficacia de su esfuerzo.

En todo el mundo muchas personas han sido entrenadas durante años, para que reconozcan dos cosas. Primero: la importancia del Festival de Wesak en el momento de la Luna llena de mayo (Tauro), porque no sólo une subjetivamente la religión principal de Oriente con la fe principal de Occidente, sino porque esotéricamente proporciona la clave para atravesar la puerta entre Shamballa y la Jerarquía, entre el propósito de Dios (aún no identificado por el hombre, pues está más allá de la comprensión humana, debido a su etapa de evolución relativamente inferior), y el método que emplea Dios, el amor; proporciona también el vínculo entre el Buda, que personifica momentáneamente la voluntad-sabiduría, y el Cristo, que personifica el amor-sabiduría, y además entre la humanidad enfocada en la conciencia por intermedio del Cristo, y la Jerarquía enfocada en la conciencia por intermedio del Buda.

 

Debido a la tensión actual de la humanidad y a la urgente respuesta que esa angustia evoca en la Jerarquía, la síntesis de estas dos reacciones a la crisis mundial, puede ser apropiada para atraer esa ayuda eterna que podría poner fin al conflicto, de acuerdo a líneas correctas y traer no sólo alivio, sino también iluminación a la conciencia humana. Pero repetiré -dirigiéndome al grupo representativo de aspirantes y discípulos-, que el enfoque y el énfasis no son todavía adecuados para garantizar esta respuesta extraplanetaria.

No obstante, podría serlo si, en su propia vida de meditación y de disciplina, al hablar con los demás y en el tono general de intercambio con su medio ambiente, pueden eliminar las reacciones negativas y más egoístas y (en aras del bienestar humano) vivir temporalmente, por lo menos, en su punto más elevado de aspiración.

Segundo: les he inculcado la creencia de que toda información que he dado sobre la relación Buda y Cristo, Jerarquía, Humanidad y Shamballa, formará parte de la nueva y futura religión mundial, y que el tema de los Grandes Acercamientos constituirá el fundamento básico de la futura enseñanza espiritual. Esto también deben tenerlo presente, porque el trabajo que se les pide realizar en las dos Lunas llenas venideras y durante las menos importantes Lunas llenas del año, está relacionado no sólo con la emergencia actual, sino también en forma constructiva con la futura creencia de la humanidad. Tengan también esto presente.

Observarán que lo expuesto concierne a sus actitudes mentales y a sus reacciones emocionales y hacia los asuntos mundiales actuales. Además, concierne a la tensión de sus almas, a su disposición de someterse a la tensión del alma y a su capacidad de permanecer como parte de la gran cadena de intermediarios que se los exhorta a servir hoy a la raza en Su hora de urgencia. Tiene que ver con la organización de ustedes mismos como personalidades integradas, en relación con sus almas y con la humanidad; involucra el reconocimiento del trabajo que pueden realizar desde el punto de integración. Les pediría que mediten cuidadosa mente sobre este párrafo, estableciendo las posibilidades de su tarea.

Los insto a un período de claro pensar. No trato de moldear su acercamiento político a la vida, pero sí ayudarlos a que vean a la humanidad y su bienestar; no sólo en términos de su propia nación o grupo político, sino en términos del todo, tal como nosotros, los instructores del aspecto interno estamos obligados a ver. Quisiera verlos libres de toda influencia, de la propaganda de tipo político, nacional o religioso, y que decidan por sí mismos a favor de quienes se alinearán como almas en esta crisis mundial y de qué lado pondrán el énfasis de la influencia que puedan ejercer; quisiera que observen a dónde los conducirán sus elevados ideales y si el origen de sus decisiones y actitudes en la vida son verdaderamente puros e incontaminados.

Trato de apartarles la atención de las innúmeras cuestiones menores, las numerosas y clamorosas voces, y de la amplia concentración sobre el pasado indigno y los aspectos indeseables de todas las naciones (sin excepción) y ayudarlos a ver con claridad el dualismo principal subyacente en el actual conflicto mundial l poder contra el derecho, el materialismo contra los valores superiores, el aprisionamiento contra la libertad, la crueldad contra el buen trato, el temor y la agresión contra la libertad y la seguridad. Una vez equilibrados estos pares de opuestos dentro de su conciencia, decidan en quiénes depositarán su lealtad, interés y capacidad de servir y sigan adelante para llevar a cabo los objetivos de uno de los grupos, a cualquier precio, pero sabiendo dónde se encuentran y por qué están allí.

Que la voluntad de Shamballa pueda expresarse mediante el amor y la meditación de la Jerarquía, trabajando por intermedio de todos los discípulos, aspirantes y personas de buena voluntad, es la ferviente plegaria de vuestro condiscípulo y colaborador.

 

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LA ACTUAL CRISIS MUNDIAL
30 de junio de 1940

A medida que la humanidad actúa o se abstiene de hacerlo (esto último y lo primero puede ser la decisión tanto del bien como del mal), los acontecimientos y las situaciones cambian con tal rapidez ahora, que me veo nuevamente en la necesidad de escribir sobre la crisis mundial como lo hice en otoño, llevando a cabo mi tema. Les escribo como el que trabaja desde el aspecto interno, sintiendo y viendo lo que está oculto para muchos de ustedes. La historia de los sucesos externos –exotéricos- es conocida por todos y no es necesario considerar los detalles. La acción emprendida por las naciones combatientes, o retenida por las naciones neutrales, también es registrada en su conciencia. Las implicaciones de tal actividad pueden ser verdaderamente conocidas y apreciadas sólo por esas personas que hoy en día piensan en términos de toda la humanidad y no de una nación particular, como el bien de Alemania o el destino de América.

 

Pocos discípulos actualmente pueden pensar en forma sintética o ver la visión en su totalidad, como la precipitación que condicionará oportunamente a toda la familia humana. Muchos están despertando a la necesidad de actuar de este modo, y descubren en el proceso de reajuste muchos problemas desconcertantes. Escribo para esas personas sinceras pero desconcertadas. Poco puedo decir a los de mente provinciana o a quienes poseen un punto de vista estrechamente parroquial. Las limitaciones de su visión residen en sí mismos y sólo los eventos desagradables y apremiantes les permitirán finalmente trascender los mezquinos argumentos y la calidad de su mente inferior; con su tendencia concreta a apoyarse en el pasado y su temor a aventurarse con fe en el futuro.

Me ha interesado la respuesta a mi artículo de abril de 1940. La mayoría de aquellos a quienes traté de llegar y con quienes me he comunicado durante muchos años, aceptaron mis premisas sin mayor discusión, pero evitaron la acción positiva o el empleo de cualquier influencia. A unos pocos no les agradó la implicación de que existan divisiones entre las Fuerzas de la Luz (enfocadas por intermedio de las naciones aliadas) y las Fuerzas de la Agresión (enfocadas por intermedio de Alemania).

 

Esto personifica una verdadera idea de la unidad humana, aunque interpretada erróneamente. No llegan a comprender que -a medida que va entrando la nueva era- debe llegar inevitablemente el día del juicio (hablando simbólicamente) y el surgimiento de una clara línea de demarcación entre lo nuevo y lo que pertenece a la antigua era; debe aparecer la diferencia entre acontecimientos exotéricos y actitudes esotéricas, y entre quienes ven un nuevo orden mundial, desarrollado y llevado a la actividad funcionante por las Fuerzas de la Luz, mediante la colaboración, la coordinación y la comprensión, y un orden mundial impuesto por el terror mediante gobiernos dictatoriales, la supresión de la libertad de conciencia y la entronización de una raza cuyos valores son en este momento antiespirituales y antisociales.

 

Este día del juicio está ya sobre la humanidad y llegará la decisión final por medio de aquellos cuyas inclinaciones normales y tendencias naturales, están de parte de la ley y del orden, y cuya voluntad al bien está dirigida hacia las rectas relaciones y al verdadero bienestar humanos. Estas personas iluminadas respaldarán su juicio con voluntad enfocada a fin de introducir la era en que estos valores prevalecerán, dispuestas a tomar las medidas necesarias para hacer posibles dichos valores.

Quisiera considerar abierta y francamente los problemas que enfrentan cuando encaran al mundo tal como es hoy y cómo podrá ser mañana -un mundo cuyo destino no está aún decidido. Quisiera presentar las posibilidades que pueden aplicarse definidamente a las reacciones de imperios tales como Gran Bretaña, Francia y Holanda, y hacer algunas indicaciones sobre la forma en que los Estados Unidos de América deberá responder. Escribo como representante de la Jerarquía, como miembro de cierta posición en Sus filas y, también, como quien trabaja día y noche por el triunfo de esas naciones de la familia humana que, con la espalda contra la pared de la incomprensión, el vilipendio y la antipatía, se oponen a Alemania y a su satélite, Italia. Me refiero a ese grupo de Aliados cuyo propósito está enfocado en Gran Bretaña, impelidos a ello por la tendencia de los acontecimientos. Lo hago con la fundamental esperanza de que su triunfo dependa del establecimiento de rectas relaciones humanas, de paz verdadera y duradera, de libertad de conciencia y de hogares libres y felices; en este momento, constituyen el punto del ataque positivo de las Fuerzas del Mal. No podemos aún llegar al alma del pueblo alemán, dentro de ese desdichado país, pues actúa bajo un total espejismo. Vendrá el día en que se podrá llegar al pueblo, y esta responsabilidad descansa sobre los alemanes que están libres del espejismo en otros países; vendrá cuando hayan sido desalojadas las fuerzas que actúan por medio de la mala propaganda, la información falsa, las imputaciones e interpretaciones distorsionadas que, aun en los países neutrales, sofocaron al pueblo.

 

¿Querrían que, en este momento de crisis planetaria, me abstuviera de hablar directamente y no expresar la verdad a quienes leen mis palabras -la verdad evidente para los que reflexionan sobre los signos de los tiempos con mente sin prejuicios, con pensamiento imparcial y con verdadero amor por la humanidad? Esta última cualidad, verdadero amor por la humanidad, constituye una prueba básica de la acción errónea o correcta. Es fantásticamente esclarecedora si se aplica en estos momentos a los combatientes.

  • ¿Quisieran que vaticinara cosas agradables acerca de un mundo futuro y feliz, cuando quizá tal posibilidad de un mundo así se está pesando en la balanza?

  • ¿Quisieran que presentara la actitud de la Jerarquía como un grupo de observadores que espera plácidamente ayudar al mundo cuando termine el conflicto, pero que por el momento se aísla de toda acción, esperando simplemente hasta que se despeje el polvo y el fragor de la batalla, para estimular en las mentes de los hombres la visión de un nuevo orden mundial donde todos gozaremos, donde no habrá desocupación ni tendrá cabida el temor y el terror y donde todos serán felices, bien alimentados y razonablemente inteligentes?

  • ¿Quisieran que les describiera al gran grupo de discípulos, iniciados y aspirantes como un grupo de pacifistas que estima el aspecto forma de la vida, teme a la muerte y permanece pasivo ante la lucha mortal por la libertad, la vida, la conciencia y la mente humanas?

No puedo hacer esto. La Jerarquía es muy distinta de la imagen forjada. El pacifismo, tal como ustedes lo interpretan, no tiene cabida en sus filas. La destrucción de la forma, en la batalla (que tanto teme la mayoría) es de poca importancia para quienes saben que la reencarnación es una ley básica de la naturaleza y que no existe la muerte. Las fuerzas de la muerte prevalecen hoy en el mundo, pero es la muerte de la libertad, la muerte de la libertad de palabra, la muerte de la libertad en la acción humana, la muerte de la verdad y de los valores espirituales superiores. Éstos son los factores vitales en la vida de la humanidad; la muerte de la forma física es un factor insignificante en relación con esto y puede fácilmente ser corregido por los procesos del renacimiento y de la nueva oportunidad.

Les diría a los que predican la adoptación de una actitud pasiva frente al mal y al sufrimiento humanos y que apoyan un pacifismo que no involucra riesgos:

  • ¿con qué se proponen luchar contra las fuerzas de la agresión, de la traición, del mal y de la destrucción, que acechan hoy a nuestro planeta?

  • ¿Qué armas aportan a esta lucha?

  • ¿Cómo comenzarán a detener la arremetida y contener el torbellino?

  • ¿Elevarán plegarias por la paz y luego esperarán pacientemente que las fuerzas del bien libren la batalla y que Dios haga el trabajo?

Les diré que sus plegarias y deseos son fútiles cuando están divorciados de la acción correcta y poderosa. Sus plegarias y peticiones pueden llegar al trono de Dios, hablando simbólicamente, pero luego viene la respuesta: las Fuerzas de la Luz fortalecerán sus brazos y desviarán la marea a favor de ustedes si se mantienen firmes y luchan por lo que desean. ¿Quién detendrá el progreso del egoísmo agresivo si los hombres y mujeres de buena voluntad se apoyan en su idealismo y nada práctico hacen para justificar su esperanza ni para ayudar a que se materialice el ideal deseado?

Existen en el mundo aquellos que (a pesar del antiguo egoísmo y error nacionales) están librando la batalla de la humanidad sin temor y con verdadera percepción interna, estando de su parte la Jerarquía, como ha estado siempre de parte de la libertad, el correcto entendimiento y las correctas actitudes en los asuntos humanos. A quienes claman "Paz, paz", cuando no hay paz, les preguntaría:

  • ¿no se beneficiarían acaso con su muerte y sacrificio, cuando finalmente triunfaran las Fuerzas de la Luz?

  • ¿Suponen que podrán vivir en un mundo seguro porque otros dieron sus vidas para que ustedes puedan hacerlo?

  • ¿Abandonarían la seguridad de su coartada pacifista y reconocerían agradecidos lo que hicieron y reclamarían su parte de los beneficios que obtuvieron a tan elevado precio?

Les advierto que no se dejen engañar por el falso concepto de que deben sostener convicciones firmemente concebidas, aunque cueste la vida a otras personas y la caída de naciones, olvidando que el temor y el falso orgullo hará que este argumento tenga mucha importancia para ustedes. ¿Las personas de mente pacifista del mundo cosecharán los beneficios de la paz, que nada les ha costado? Las personas que valoran la paz sobre todas las cosas, son las que hoy tratan por todos los medios posibles de detener a Alemania.

Les diré algo sobre esa paz por la cual trabaja la Jerarquía y que las personas de mente espiritual del mundo visualizan aun cuando están luchando, y por la cual están dispuestas a pagar el máximo precio. Cuando llegue la paz, será el resultado de correctas condiciones mundiales y de rectas relaciones humanas. Es un efecto y no una causa; es el efecto de ciertas actitudes subjetivas que aún no existen en el mundo en escala suficientemente amplia. Contra estas condiciones emergentes, Alemania ha alineado su poderosa maquinaria bélica, después de años de preparación científica y planificada. Los Aliados esperan hoy la oportunidad para la lucha final contra esa poderosa nación, preparados para instituir después esas condiciones que garantizarán la paz.

 

Actualmente no hay paz en parte alguna del planeta. No hay paz en los corazones que dudan de quienes no comparten activamente en la lucha contra el mal. No hay paz en ningún campo del esfuerzo humano, tampoco en el campo económico despedazado como está por el conflicto entre el capital y el trabajo, y entre las grandes escuelas de pensamiento económico; no la hay en el campo religioso, donde la lucha tiene lugar entre la autoridad (contaminada por el antiguo clericalismo mundial) y la religión experimental; no se encuentra en el orden social, donde una clase está alineada contra la otra, el pobre contra el rico y el hombre contra su hermano; ciertamente no existe en el campo político, donde la lucha partidista controla y ciega a los grupos militantes, ocultando la más amplía visión de los asuntos mundiales y las necesidades de toda la humanidad. Tampoco hay paz y no vendrá la paz por medio de un pacifismo fanático aplicado, o hablando de viva voz, ni por el ansioso pensamiento de quienes odian la guerra y al mismo tiempo aumentan la oleada de conquistas y demoran la victoria verdadera por sus opuestos puntos de vista violentamente antagónicos.

Diré que todas las naciones odian y se oponen a la guerra; hasta Alemania, detrás del terror impuesto, tiembla de horror por lo que está sucediendo. El mismo amor a la paz que inspira al pacifista común, inspira a quienes luchan hoy para que la paz pueda ser el resultado de su sacrificio y el efecto del establecimiento de esas rectas condiciones que Alemania está dispuesta a impedir. Sin embargo, muchas personas pacifistas y de mente neutral, no están dispuestas a pagar precio alguno por lo que ellas tanto aprecian. Una rotunda negación a luchar en favor de los Aliados y de quienes ven con claridad lo que está en juego, abriría la puerta a la dominación del mundo por las Fuerzas del Materialismo y la agresión. Estas fuerzas del mal cuentan con eso cuando enfrentan a la nación neutral mayor de todas, los Estados Unidos de América, y para lo cual se prepara difundiendo su falsa propaganda e infiltra sus agentes en cada país y estado, preparándose para conquistar pacíficamente a un pueblo que se niega rotundamente a valorar los asuntos espirituales en juego y no emprende una acción positiva.

Nosotros, los instructores del aspecto interno, que por eones hemos ayudado en la preparación de la humanidad para la era venidera de la colaboración y hermandad pacíficas, vemos peligrar toda esta esperanza futura. La agresión y la violación de naciones pacíficas siguen adelante con firmeza, una nación tras otra se derrumba bajo la bota de hierro de Alemania, aplastando a los pueblos del mundo y arrastrándolos a la esclavitud en un nivel de servidumbre y crueldad como jamás ha visto el mundo. Cuando los que traten de detener el progreso de Alemania vayan sucumbiendo a la traición y al dolor y abandonen a sus compañeros, la máquina del mal seguirá su marcha; naciones neutrales, respaldándose en su pretendida civilización e intención pacífica, serán absorbidas por las fuerzas que impone la exigencia alemana por espacio vital, siendo despojadas de la libertad, del territorio y de todos los recursos económicos. Al mismo tiempo, la nación neutral más grande y poderosa del mundo se arma para defender sus derechos territoriales, pero se niega a armarse para la defensa de la libertad humana.

¿Son mis palabras demasiado fuertes para quienes no participan de esta guerra planetaria? Hablo con claridad, porque quiero que vean, mientras hay tiempo, lo que en realidad está en juego. Trato de hacerles desechar la idea de que el hemisferio occidental es la sede de toda civilización, el custodio de lo mejor que hay en la humanidad y que el futuro espiritual de la humanidad reside en el querido país de la libertad. La libertad es algo del alma humana y reside en toda la raza humana. La civilización es un derecho humano universal y no la prerrogativa de una nación. Les digo que la humanidad posee mente espiritual y que la nueva raza, la futura civilización y la cultura de la nueva era, existirán en todo el mundo -herencia universal de la raza humana.

 

Pero también en todas partes la humanidad es víctima de la propaganda -propaganda que se ve en su verdadera luz cuando los hombres piensan en términos de libertad humana; cuando juntos dan los pasos necesarios para asegurar la felicidad humana y al hacerlo aprenden a enfrentar las condiciones mundiales tal como son, sin ocultar su cabeza en el mundo de ensueño de su propia creación. El mundo del futuro, con el cual suenan los hombres de todos los países, es más que una posibilidad si los hombres asumen sus justas responsabilidades y unidos hacen de ello una realidad en la experiencia humana. Pero un mundo así no será posible durante muchos y largos años, si Europa cae en el fragor de la batalla y en el impacto de la máquina bélica alemana. Dicho mundo se realizará cuando un número suficiente de personas piensen con claridad, vean realmente la visión, actúen inteligentemente y respondan a la fuerza con la fuerza, el único método que entienden las fuerzas agresoras.

Hoy las fuerzas del mal han arrastrado a Francia, Bélgica, Holanda, Noruega, Polonia, Finlandia y Rumania. Nada detuvo su progreso -ni la verdad, ni el poder armado, ni el sacrificio. Actualmente, Gran Bretaña con un puñado de aliados, mantiene en alto la bandera de la libertad humana. Con ella están Francia (pues aquí siguen existiendo millares de sus ciudadanos leales a la verdad y a la libertad), Polonia, Holanda, Noruega y Bélgica -todas representadas en esa pequeña fortaleza de las Fuerzas de la Luz que son las Islas Británicas. Detrás de ellas están sus grandes imperios con sus recursos aún intactos y también las personas de mente espiritual de todas las naciones, hallándose detrás de todas ellas, la Jerarquía de la Luz. En este intervalo previo a la lucha final, escribo a quienes observan con simpatía, pero sin sacrificio, y les pregunto: ¿De parte de quién están?

Les presento algunos de los contrastes de esta guerra, con toda sencillez, en un esfuerzo para que puedan elegir la acción correcta.

El primer gran contraste podría llamarse "el camino del apaciguamiento y el de la agresión". El método de la discusión pacífica fue probado por las personas amantes de la paz, de Francia y Gran Bretaña, y el método de la agresión, desarrollado durante muchos años, es el de Alemania, de Rusia y, en menor grado, el de Italia. Recordaré para eterno crédito de los Aliados (aunque carente del mundano sentido común), que sus preparaciones para la guerra resultaron inadecuadas frente a la preparación de Alemania. Su esfuerzo bélico no fue centralizado, porque los valores superiores de la civilización mundial absorbieron tanto a ellos como a las actividades de sus imperios, que viven pacíficamente dentro de sí mismos. Cometieron muchos y graves errores en el pasado (como todos los pueblos), pero suyo es el camino de la expiación y del sacrificio, voluntariamente aceptado, y su recompensa es la libertad de la humanidad.

Expondré otro contraste que surge del anterior. Es el énfasis puesto sobre un nuevo orden mundial en un mundo que cambia rápidamente. Los Aliados sostienen un punto de vista; los alemanes, otro. Es para este mundo nuevo y mejor y el establecimiento de condiciones donde sea posible la paz y se desarrolle el nuevo orden mundial, por el que luchan y mueren hoy los hombres de visión. El contraste es el orden mundial obligatorio que impone la así llamada "super raza alemana", que centralizará al mundo alrededor de Alemania, para su engrandecimiento, la expansión del espacio vital alemán y la provisión de la necesidad económica de Alemania -un orden impuesto por el terror, la crueldad y la muerte, que ignora las necesidades de toda la humanidad y los derechos de las demás naciones, y sacrifica a todo el mundo, si fuera necesario, para su propia gloria.

 

Les pediría comparen esta regla y orden impuestos por Alemania, su avidez de expansión territorial y su despiadada adquisición de los bienes y la posesión de otras naciones, con la meta expresada por los Aliados, reiterada y vuelta a reiterar en los discursos de los estadistas de Francia y Gran Bretaña y resumidos en las palabras de un gran inglés, un funcionario gubernamental y aspirante a la justicia y a la verdad:

"Cuando llegue el momento, emplearemos toda nuestra influencia en la construcción de un nuevo mundo, donde las naciones no permitirán que la insana rivalidad armada les niegue sus esperanzas de una vida más plena y una futura confianza, ni estará eternamente abrumado por los nefastos presagios del desastre. El nuevo mundo que queremos instaurar pedirá la colaboración de todos los pueblos sobre una base de igualdad humana, respeto propio y tolerancia mutua. Debemos resolver muchas cosas que se hallan en la ruta de los contactos internacionales -sociales, políticos y económicos-, y descubrir la manera de reconciliar la necesidad de un cambio en un mundo que cambia constantemente, proporcionando una protección contra la perturbación de la paz general mediante la violencia. Todas las naciones deben contribuir a este orden que estableceremos, y sobre nuestro pueblo descansará una gran responsabilidad, tanto en el pensamiento como en la acción. Nosotros, que no somos menos que los demás, tenemos lecciones que aprender de los fracasos y desengaños pasados."

Quisiera que observen que este vocero de los Aliados reconoce la necesidad del cambio, la comprensión del futuro nuevo orden mundial y la humilde afirmación respecto a los errores pasados.

Llamaré también brevemente la atención sobre el contraste en los métodos empleados: crueldad contra bondad, bombardeo y ametrallamiento despiadados por un lado y por el otro el de los Aliados, absteniéndose constantemente de atacar al enemigo por temor de matar a los indefensos; también llamaría la atención sobre las transmisiones de radio desde Gran Bretaña, advirtiendo a los alemanes protegerse cuando vuelan sobre su país los aviones británicos, además sobre la parca y verídica propaganda que no acentúa lo que pudiera incitar al odio, y la información falsa desde Berlín y ciudades conquistadas. Sólo me propongo indicar estos contrastes que surgen de una actitud subjetiva, muy divergente, hacia la humanidad. Sin embargo, es útil que lo enfrentemos durante el esclarecimiento de las cuestiones.

 

El contraste básico entre la libertad de palabra, pensamiento y acción, que caracteriza a las democracias, y la supresión cruel de toda libertad de pensamiento y de actividad personal que hoy controla a las masas en Alemania, es demasiado conocido para que insista sobre ello. Pero les llamo la atención sobre estos contrastes, pidiéndoles que reconozcan su responsabilidad y permanezcan detrás de quienes luchan por la libertad, para poner fin a la actividad de los enemigos de toda libertad humana.

Les pediré que ejerciten su imaginación en un esfuerzo por visualizar un mundo en el que se haya producido la total derrota de los Aliados, expresando como lo hacen, los ideales que representaron a las Fuerzas de la Luz. Les recordaré dos cosas: Primero, que estas Fuerzas fueron derrotadas en la fase preliminar del conflicto hace miles de años y, segundo, -si Ellas vuelven a ser derrotadas- ello se deberá ampliamente a la falta de preparación y a la actitud pacífica de los pueblos neutrales del mundo. Si los Aliados hubieran estado preparados (y eso en sí habrá indicado actitudes similares a las adoptadas ahora por Alemania) y si los neutrales hubieran permanecido unidos desde la iniciación de las hostilidades, proclamando como una sola voz: "esto no debe ser", Alemania hubiera sido detenida en su triunfante progreso.

Sin embargo, los Aliados no estaban aún preparados para la arremetida de las fuerzas del mal; su posición, en el plano físico, no era inexpugnable. Al mismo tiempo, los neutrales eligieron y siguen eligiendo el camino negativo y débil; por el temor, el idealismo mal ubicado, un espíritu separatista, además de la incapacidad de captar la agudeza de la crisis mundial y sus implicaciones significativas, colocaron a la humanidad en una posición de desastre inminente, aunque no inevitable: Estos puntos requieren una cuidadosa consideración y el consiguiente reajuste de la actitud de aquellos que nada hacen para acrecentar los esfuerzos de las Fuerzas de Luz y de los hombres de buena voluntad de todo el mundo.

¿Qué debe hacerse para detener el progreso de la agresión, del nacionalismo egoísta y del ataque cruel sobre los débiles e indefensos? Esto abunda en Alemania. Existe en menor medida en muchas otras naciones, y en todas hay en cierta medida un nacionalismo egoísta, aunque no vaya acompañado de la militancia ni se desarrolle paralelo a un verdadero idealismo. Debido al propio interés, la visión miope y el prejuicio que rigen básicamente a la neutralidad y hacen neutrales a las naciones, incluso América, que se arma para la defensa, pero se niegan a luchar por el bienestar humano. ¿Cómo despertaremos el mundo a la realidad de la situación para enfocar y dirigir un gran esfuerzo mundial, y sacudir el yugo de los dictadores cuando tratan de dominar a otros países? ¿Cómo liberaremos a la humanidad para que dé el próximo paso adelante, sin temor ni terror, condicionada únicamente por un mundo que está tratando en forma unida de hacer lo que es mejor para el todo, y no simplemente lo que es materialmente mejor para la parte?

 

Estos son los interrogantes que hoy enfrentamos. Desesperados y atemorizados, los hombres buscan una solución y van de un lado a otro, buscando ayuda y consuelo. La demanda tan prevaleciente en este momento, por intervención divina, ¿se elevará con tanta fuerza hasta el cielo que forzosamente evocará respuesta y, al mismo tiempo, privará al género humano del derecho de arreglar sus propios asuntos, resolver sus propios problemas y progresar por el método de la prueba y el error, por el éxito de su clara visión y firme determinación, para encontrar la correcta manera de salir de la situación? Dicha intervención es posible, pero no deseable para las Fuerzas del conocimiento espiritual. Por lo tanto, no intervienen, pues creen que esta vez la humanidad debe ser alentada para luchar hasta el fin, en bien de su esperanza y visión. Los hombres ruegan por la paz, pero no quieren pagar el precio que esta supone.

 

Orando tranquilamente y dejando que el trabajo lo hagan otros hombres, otras fuerzas, o Dios, es el camino fácil que satisface a la naturaleza emocional, pero no implica pensar con claridad. La humanidad ha alcanzado su mayoría de edad; la etapa infantil quedó atrás y para felicidad o desgracia, para bien o para mal, los hombres deben decidir por sí mismos el camino que el mundo, sus gobiernos y su orden social, deben seguir.

Un nuevo orden mundial es posible y hay ciertos pasos que es necesario dar si queremos que la visión de este nuevo mundo penetre en el reino de una realidad lograda. Puedo -con la mayor brevedad- señalarles ciertos ángulos de la visión; indicarles los jalones en el camino hacia el futuro orden mundial. Al mismo tiempo estaré en posición de asegurarles que cada paso del camino entrañará una lucha, el desbaratamiento de lo antiguo y amado y la destrucción de lo inhumano, egoísta y cruel; tendré que insistir sobre la apremiante e inicial necesidad de derrocar las fuerzas atrincheradas de la agresión, tal como actúan hoy por intermedio de las potencias totalitarias.

Primero les pediré que mediten sobre la visión de este nuevo orden mundial, manteniendo la mente abierta y comprendiendo que este nuevo modo de vivir se cierne sobre la humanidad y se materializará cuando sea correctamente derrotado el egoísmo y se visualicen las rectas relaciones humanas, y el ideal de este nuevo orden mundial se aparte de todo concepto y aspiración nacionalistas. Éste no será un mundo americano, francés, británico o totalitario, sino el resultado de la saliente civilización y de la cultura que es la flor de esa civilización, pero, al mismo tiempo, tampoco será una de ellas. Será un mundo humano, basado en la correcta comprensión de las rectas relaciones humanas, en el reconocimiento de iguales oportunidades educativas para todos los hombres, las razas y las naciones, y sobre la comprensión fundamental de que "Dios ha creado a todos los pueblos con una sola sangre".

 

Será un mundo en el que las diferencias raciales y las unidades nacionales se conocerán como enriqueciendo la totalidad y contribuyendo a la significación de la humanidad. Esas diferencias y nacionalidades serán mantenidas y cultivadas, no en un aislamiento separatista, sino en la comprensión de que muchos aspectos del desenvolvimiento y de la diferenciación humana producen un todo noble y que todas las partes de ese todo son interdependientes. Todos comprenderán su relación mutua en un esfuerzo progresivo, sintético, humano, y la empresa de la vida en conjunto producirá un trabajo interno que florecerá en belleza y riqueza, que caracterizarán a toda la humanidad. En esto todos participarán con sabiduría y eficiencia planeada, ofreciendo a la vida planetaria y mutuamente lo que tienen para contribuir. Será posible porque todo el género humano será reconocido como la unidad esencial y de mayor importancia espiritual que la parte.

Esto no es un sueño vano y visionario. Ya está sucediendo. Movimientos embrionarios hacia esta síntesis mundial ya se están realizando. Se sueña con una federación, con una interdependencia económica y unidad religiosa, además de una interrelación social y nacional que está tomando forma rápidamente, primero en las mentes de los hombres y luego en los experimentos. Hay un vinculo de unido propósito, presentido por muchos en los campos político y económico, que no es el cumplimiento de deseo o una fantasía, sino el indicio de una realidad emergente. Los pensadores en todas partes lo sienten y reconocen, y se ha desarrollado en el sector del gobierno por intermedio de la federación de los Dominios Británicos y su relación con Gran Bretaña, y en la federación de los Estados Unidos de América. Fue distorsionado y parodiado por el concepto de superestado, con el cual los dictadores del mundo producen el espejismo en sus pueblos. Pero se están forjando los eslabones que harán descender la visión y precipitarán en la tierra el canon de las cosas, tal como deben ser en el próximo ciclo mundial.

Cuando esta visión del nuevo orden mundial haya sido captada por los hombres y mujeres de buena voluntad de todas las naciones y cuando se haya convertido en parte de la vida y de la mente de todo discípulo y aspirante, entonces el paso siguiente será estudiar los factores que obstaculizan su materialización. Para esto es esencial una amplia tolerancia y una mente sin prejuicios, y estas cualidades son raras en el estudiante común y en el hombre de la pequeña ciudad. Se debe hacer frente a los errores pasados; reconocer el egoísmo en las esferas del capital tanto como en las del trabajo; la ceguera, las ambiciones nacionalistas, la adhesión a antiguas demandas territoriales y derechos asumidos, las posesiones heredadas, la negativa a abandonar ganancias pasadas, los disturbios en las zonas de conciencia religiosa y social, la incertidumbre sobre las realidades de la vida subjetiva y espiritual y la falta de sinceridad, basadas en el espejismo y el temor -todos estos factores están entretejidos en el canon de vida de cada nación, sin excepción, siendo explotados por las fuerzas del mal y eludidos por las personas débiles, pero bien intencionadas del mundo.

 

Estos factores deben ser vistos en su verdadera perspectiva. Las personas que tratan de trabajar regidas por las Fuerzas de la Luz deben apartar su mirada del mundo de los efectos y dirigirla al reino de las causas; deben reconocerse los factores que crearon y condicionaron el mundo moderno y conocerse dichos factores predisponentes por lo que son. Esta evaluación de la situación y la aceptación de la culpa y la responsabilidad, deben preceder a todo intento de traer a la existencia activa el nuevo orden mundial.

Este nuevo mundo no vendrá como respuesta a la plegaria o por el ansioso y pasivo pensamiento y la expectativa del idealista amante de la paz y del visionario místico, los cuales señalan el camino e indican el objetivo necesario. Vendrá cuando el místico y el hombre de visión despierten a la necesidad del momento y desciendan del mundo de los sueños, de las teorías y de las palabras, en la dura palestra de la vida cotidiana y pública. Ese nuevo mundo debe estar dispuesto a luchar por lo que desea y sabe que es bueno, verdadero y correcto; debe mantenerse firme contra los que tratan de distorsionar la visión y evitar su aparición, armándose para la lucha a fin de posibilitar el desarme final.

Una clara visión del futuro orden mundial (en un delineamiento amplio y general, pero no detallado), un reconocimiento inteligente de los obstáculos e impedimentos que bloquean su aparición y una disposición para dar los pasos necesarios en el plano físico, pagar el precio requerido y ofrecer los sacrificios exigidos, son actitudes esenciales, previas a la eliminación de los obstáculos que entorpecen el camino del nuevo mundo venidero. Es una visión práctica -largamente deseada, muy discutida y claramente delineada. Los obstáculos parecen ser muchos, pero pueden ser resumidos en una sola palabra: egoísmo nacional, racial, político, religioso e individual.

El aspecto práctico del modo de eliminar los obstáculos puede describirse en forma también sencilla. La visión aparecerá como una realidad en la Tierra cuando los individuos sumerjan voluntariamente sus intereses personales en el bien del grupo; cuando el grupo o los grupos, fusionen sus intereses en el bien nacional; cuando las naciones abandonen sus propósitos y metas egoístas por el bien internacional, y cuando esta recta relación internacional se base en el bien total de la humanidad misma. De esta manera el individuo puede desempeñar su parte en el todo mayor, siendo su ayuda necesaria, y de este modo se anulará el sentido de futilidad individual. Al hombre más insignificante, de ínfima importancia en la unidad nacional, le llega el llamado a sacrificarse y servir al grupo del cual forma parte. Eventualmente, la humanidad es impulsada también como unidad integrante a servir a la Vida planetaria.

Lo que antecede intenta describir una visión más amplia con su exigido y práctico esfuerzo, y además indica la gran posibilidad que enfrenta a la humanidad. Los Aliados, en verdad, luchan por esto, contra lo cual Alemania alinea hoy su maquinaria bélica.

¿Qué puede decirse ahora del presente inmediato y qué puede hacer el individuo para ayudar a la causa de la humanidad y detener la marea del mal? Si el individuo lucha del lado de las Fuerzas de la Luz y de los Aliados, ya sabe cuál es su destino y el servicio que debe prestar. Pero ¿qué puede decirse de quienes dudan de lo que pueden hacer y, no obstante, poseen clara visión, ansían ver con claridad y desempeñar su parte? A ellos les respondería:

1.Eliminen de su conciencia el prejuicio, el orgullo nacional y las antipatías religiosas. Los antiguos errores de los Aliados, tal como lo registra la historia, son hechos que ellos no niegan. No son los únicos egoístas, porque los mismos defectos contaminan todo registro nacional. Pero hoy representan un orden nuevo y espiritual basado en un deseo de síntesis, correctos métodos de gobierno y el bien del pueblo. El nefasto pasado de todas las naciones lo utilizan ahora como justificativo quienes no desean hacerse cargo de la responsabilidad ni sacrificar nada por la causa de la humanidad. Es necesario que todos reconozcamos nuestras propias deficiencias, poseamos un espíritu de tolerancia y olvidemos los agravios.

2.No teman los resultados de la acción correcta y positiva. Detrás de las actitudes de desacuerdo subyace el temor, y éste mata la verdad, oculta la visión y detiene la correcta acción. El gran Guía de la era cristiana ha advertido que no debe temerse a quienes matan el cuerpo, sino sólo a los que tratan de matar el alma. Las fuerzas agresoras están matando lenta y despiadadamente el amor y la esperanza (cualidades del alma) en los países conquistados y en Alemania. Esto, conjuntamente con la gran exhortación humanitaria, es razón suficiente para impulsar a los hombres de buena voluntad a empuñar las armas a favor de las Fuerzas de la Luz. Les recomendaría que utilicen la imaginación. Exponiendo esto en forma más práctica, preguntaría: ¿Les gustaría que sus hijos fueran sometidos a los procesos educativos del régimen nazi que quiere subyugar a toda la humanidad, acentúa el orgullo de raza y el culto a la crueldad? Después de eso, ¿pueden permanecer impasibles o simplemente recurrir a la plegaria y hablar sobre la belleza de la paz, cuando los niños de los países ocupados estén bajo el sistema que emplea Alemania de matar al alma? Si es así, entonces para bien de ellos no teman.

3.Habiendo presentido la visión, reconocido los obstáculos y encarado el prejuicio y el temor innato, se evidenciará lo que (frente a esta peligrosa crisis) deben hacer. No me corresponde decírselo. Deben elaborar los detalles; se les aclararán los métodos que deben emplear; los problemas humanitarios se irán dilucidando; entonces se alinearán de parte de las Fuerzas de la Luz y apoyarán las manos de quienes están luchando por la paz y la seguridad mundiales, preliminares para la inauguración del nuevo orden mundial. Esto lo harán sin pensar en el no-yo. Enfrentarán la vida real y sinceramente, dedicando sacrificio y plenitud, tiempo, personalidad, dinero y, si es necesario, la vida. Comprenderán dinámicamente que la actitud del Agente de las Fuerzas de la Luz o de quien ama a la humanidad no es la del observador pasivo.

4.Aprenderán a no albergar pensamientos de odio; no odiarán al pecador engañado, aún cuando se le imponga el castigo por su pecado. El odio y la separación deben cesar y cesarán cuando el aspirante individual los desarraigue de su propia vida. El gran error de los hombres de mente neutral y del pacifista, es su negación a identificarse constructivamente con el dolor humano. Aunque reaccionen con violenta emoción sobre el sufrimiento, por ejemplo, de los pequeños niños en esta gran guerra y de los refugiados indefensos, no se preocupan realmente en hacer algo para mejorar la situación, porque implica sacrificio. Esto parece duro, pero es la necesaria afirmación de una realidad. La simpatía que no produce acción positiva de cualquier especie, se convierte en llaga virulenta.

Mediante el pensamiento, la palabra y la acción, quien ama a la humanidad entrará en la batalla contra el mal; con total auto-olvido abrazará la causa de la humanidad, no se ocultará detrás del sentimiento de inutilidad, ni buscará excusa alguna en un idealismo mal interpretado. Afrontará los hechos de la actual situación a la luz que afluye de la visión misma. Entonces, seguirá adelante hacia la era de rectas relaciones humanas, de unidad espiritual y de recursos compartidos con completa confianza, porque su sentido de los valores ha sido reajustado. Sabe que la humanidad tiene una misión divina que debe ser llevada a cabo en aras del amor, por medio de la acción comprensiva, el servicio altruista y la disposición a morir en la batalla, si ése es el único modo en que puede servir y liberar a su hermano.

Habiendo presentado aquí la actitud hacia la presente crisis mundial que parece estar de acuerdo con todo lo enseñado en el pasado y en línea con la enseñanza de la Jerarquía, y habiendo aclarado el dualismo básico que subyace en este conflicto y señalado las líneas de demarcación que emergen con claridad, exhorto a todos a estar de parte de las Fuerzas de la Luz.

Son días difíciles y terribles. Se necesitan hombres y mujeres que tengan el valor y la visión interna de permanecer firmes y dar los pasos necesarios -cualesquiera que sean- para poner fin a la guerra. Vastos sectores de la humanidad sólo pueden aceptar el lamentable destino que los ha alcanzado. Son incapaces de pensar, orar o recurrir a la fe para que les sirva de ayuda. Perdieron la esperanza. Ustedes deben pensar en ellos; orar para ellos, y tener fe por ellos y, sobre todo, actuar hoy por ellos. El trabajo de reconstrucción reside en el futuro. Lo que hoy se exige es la construcción de un baluarte defensivo alrededor de la humanidad; luego -habiendo cumplido con todas las exigencias del plano físico- permanecer inconmovibles. Pero deben hacerlo con el rostro dirigido hacia el enemigo de las almas de los hombres, dispuestos a luchar, literal y físicamente, a dar todos los pasos necesarios para rechazarlo, y a realizar el máximo sacrificio para que no avance un paso más.

Por consiguiente, el trabajo de ustedes será triple. En los niveles de la conciencia mental, la visión de la necesidad y del futuro se aclarará, inspirándolos y permitiéndoles ser una fuente de fortaleza para todos aquellos que los rodean; su fe verá más allá de lo evidente, la "sustancia de las cosas deseadas, la evidencia de las cosas no vistas", como lo expresa el iniciado Pablo; entonces su pensamiento estará basado en la correcta acción y dirigido por el alma. En el aspecto emocional de la vida, no tendrá tiempo para vanas lágrimas o vagas charlas, porque se identificarán totalmente con lo que sucede, dirigiendo la energía emocional hacia todo sistema disponible para aliviar prácticamente el dolor.

 

La energía del corazón prestará una ayuda comprensiva, para que no tengan cabida las comunes reacciones emocionales del plexo solar En el plano físico no se preocuparán de lo que deben hacer, porque todo esfuerzo físico, tiempo y énfasis de la personalidad, estarán dirigidos a desempeñar la parte que les corresponde para detener el avance de las fuerzas de agresión. Quizás signifique que deberán luchar como soldados rasos en las filas de los ejércitos aliados; conducir una ambulancia bajo los auspicios de la Cruz Roja; reunir fondos para socorrer a los refugiados; hablar en público, o a grupos, sobre lo que está en juego, o participar en algún tipo de esfuerzo nacional para llevar ayuda y fortalecer a los Aliados. Lo que hagan demandará todo cuanto poseen y son, y también se integrarán y orientarán hacia un sostenido, sustancial y unilateral esfuerzo.

Esto pondrá la voluntad al bien que poseen, detrás de todo intento de frustrar las actividades de la alianza del mal, llevadas a cabo en el medio ambiente; los conducirá a trabajar alerta para bien de su propio país y, al mismo tiempo, a aumentar la oleada de esfuerzo nacional, para poner fin a la guerra por medio de la victoria tangible de las Fuerzas de la Luz. Reflexionen sobre estas palabras.

El esfuerzo de buena voluntad del mundo, que he tratado de inaugurar y sintetizar anteriormente, ha pasado por una etapa negativa y por un intervalo en el cual no era posible trabajar activamente. Lo que necesita el nuevo grupo de servidores del mundo lo obliga a emprender una renovada y positiva actividad. El descubrimiento y el apoyo inmediato de los miembros de este grupo deben ser nuevamente emprendidos. Debe llegarse hasta ellos, si es posible, en todos los países, rehabilitarlos inteligentemente y restablecerlos subjetivamente. Deben ser ayudados objetivamente y también inspirados a trabajar para que puedan formar el núcleo de las Fuerzas de Reconstrucción, cuando las Fuerzas de la Luz hayan triunfado sobre las fuerzas de la agresión. Éste es el primer punto que quisiera que consideren.

El segundo punto consiste en comenzar a emplear dinámicamente otra estrofa de la Gran Invocación. La utilizada hasta ahora ha servido ya a su propósito inmediato, aunque vuelva a utilizarse después que la guerra haya terminado. Les doy otra serie de frases que pueden (si son correctamente empleadas) invocar a las Fuerzas de la Voluntad Divina, para que estén a favor de las Fuerzas de la Luz. No es fácil traducir adecuadamente o parafrasear este mántram de poder, tampoco lo es aminorar su fuerza para que pueda ser empleado sin peligro por todos, y al mismo tiempo, conservar su cualidad dinámica desafiante. Las siguientes frases bastarán si las emplean con intención enfocada y con la actitud de una personalidad sacrificada (dedicada y mantenida silenciosamente en la luz del alma), entonces podrá generarse mucho poder. Por las líneas de poder que hayan logrado de esta manera establecer, podrá llegar lo necesario para liberar a la humanidad de la esclavitud del mal, siempre que comprendan algo de la naturaleza de la voluntad de sacrificarse.

Que surjan los Señores de la Liberación.
Que traigan ayuda a los hijos de los hombres.
Que aparezca el Jinete del Lugar secreto,
y con Su venida, salve.
Ven, oh Todopoderoso.

Que las almas de los hombres despierten a la Luz.
Que permanezcan con intención masiva.
Que el Señor pronuncie el fíat:
¡Ha llegado a su fin el dolor!
Ven, oh Todopoderoso.
Ha llegado, para la Fuerza Salvadora, la hora de servir.
Que se difunda por el mundo, oh Todopoderoso.

Que la Luz, el Amor, el Poder y la Muerte,
Cumplan el propósito de Aquel Que Viene.
La Voluntad de salvar está presente.
El Amor para llevar a cabo la tarea, está ampliamente difundido.
La Ayuda activa de quienes conocen la verdad también está presente.
Ven, oh Todopoderoso, y fusiona a los tres.
Construye una muralla protectora.
El imperio del mal debe terminar ahora.

Por lo tanto, si pronuncian estas tres estrofas con enfocada y afirmativa voluntad, se liberará un gran poder para la salvación de la humanidad y la derrota inmediata de las fuerzas de la agresión. Repito, estas palabras deben ir acompañadas de la consagración de la vida personal a la causa de la humanidad, y la transmutación de la voluntad personal en la voluntad del alma a sacrificarse.

Finalmente, les pido que se pongan en contacto, a la mayor brevedad posible, con la sede del movimiento de buena voluntad e indiquen también si están dispuestos a colaborar al máximo con las Fuerzas de la Luz. Esto servirá prácticamente para enfocar su esfuerzo. Les pediría también que difundieran este artículo en la más amplia escala posible, para que se divulgue extensamente el empleo de la nueva Invocación. Podría enviárseles a muchas personas, que las despertaría a iniciar una nueva actividad y un esperanzado esfuerzo. Les pediría que emplearan esta nueva Invocación con fe, porque fusiona en una unidad magnética las fuerzas de la divina Voluntad -al Bien, el Amor- detrás de los esfuerzos de la Jerarquía y la Actividad Inteligente de la Humanidad, creando así una reserva de poder donde puede afluir la energía de los tres centros divinos y del cual pueden extraer energías las Fuerzas de la Luz. Pronunciar esta Invocación no constituye para ustedes un sustituto del esfuerzo que realizan en el plano, físico, sino que lo complementa, y cuanto más sirvan en ese plano tanto más eficaz será el empleo de la nueva Invocación.

He dicho anteriormente que la guerra pudo haber sido evitada en su manifestación en el plano físico si los discípulos y aspirantes del mundo hubieran estado a la altura de su oportunidad y responsabilidad. La Gran Invocación resultó relativamente impotente, desde el ángulo de la utilidad dinámica, porque la mayoría de quienes la emplearon la convirtieron en una plegaria por la paz. Sin embargo, era una gran demanda invocadora y espiritualmente militante. No debe suceder lo mismo con esta estrofa de la Invocación. Es una demanda y también una autorizada afirmación de realidad existente; pone en movimiento agentes y fuerzas hasta ahora pasivos, los cuales pueden cambiar la faz del campo de batalla del mundo; invoca al Príncipe de la Paz, pero ciñe una espada, y los efectos de Su actividad pueden sorprender a quienes sólo ven las necesidades del aspecto forma de la humanidad.

Que la fortaleza, el esclarecimiento y la iluminación, lleguen a ustedes y que adquieran el poder de mantenerse firmes y la capacidad de luchar por la liberación de la humanidad, es la plegaria y el llamado de vuestro hermano, el Tibetano.

 

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